Columna

De dónde venimos

Los datos del CIS siguen mostrando que las mujeres tienen un menor nivel de conocimiento de los líderes de cada partido

Varias mujeres participan en Bruselas en una manifestación contra la independencia de CataluñaFRANCE PRESS

Si las encuestas del CIS tuvieran entrañas, en ellas se encontrarían todos aquellos rasgos de la opinión pública que siguen revelando las grietas de nuestra sociedad, a pesar de quedar fuera de los titulares de los periódicos. Hurgando en el sondeo preelectoral en Cataluña publicado el pasado lunes, encontramos algunos de esos datos a los que la intención de voto roba protagonismo.

Me refiero a las diferencias de género en algunas actitudes hacia la política, como un menor int...

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Si las encuestas del CIS tuvieran entrañas, en ellas se encontrarían todos aquellos rasgos de la opinión pública que siguen revelando las grietas de nuestra sociedad, a pesar de quedar fuera de los titulares de los periódicos. Hurgando en el sondeo preelectoral en Cataluña publicado el pasado lunes, encontramos algunos de esos datos a los que la intención de voto roba protagonismo.

Me refiero a las diferencias de género en algunas actitudes hacia la política, como un menor interés y conocimiento político entre las mujeres y una mayor indecisión en el voto. La buena noticia es que, comparando esos datos con los de la encuesta preelectoral catalana de 2015, algunas de las diferencias entre hombres y mujeres se han reducido, y ambos muestran un nivel similar de interés por la campaña electoral o la misma determinación de ir a votar.

La mala noticia es que la reducción de las diferencias de género puede ser pasajera, fruto de la mayor movilización de los votantes en las elecciones del 21-D. Los datos del CIS siguen mostrando que las mujeres tienen un menor nivel de conocimiento de los líderes de cada partido —incluyendo a Inés Arrimadas, la única mujer candidata— aunque este resultado también podría explicarse por la menor propensión de las mujeres a contestar afirmativamente si no están seguras de ello.

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Que esas diferencias persistan es una de las muchas barreras para la integración plena de la mujer en el ámbito de lo público, que es lo político. La indecisión en el voto de la mujer o su mayor propensión a contestar “no lo sé” en las encuestas pueden parecer rasgos inocuos. Sin embargo, están relacionados con otros patrones de comportamiento en las dinámicas de grupo, como la tendencia de las mujeres a inhibirse en el debate en seminarios y reuniones, que debilitan su presencia en los procesos de decisión y contribuyen a sesgar las percepciones sobre autoridad.

En tiempos convulsos, las encuestas se convierten en la bola de cristal donde adivinar el futuro. Buscando una brújula para saber adónde vamos, nos olvidamos de atender a las grietas que aparecen al observar de dónde venimos. @sandraleon_

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