Cartas al director

Viaje a Extremadura

Noviembre 1996: acabo de llegar a Madrid, a la Universidad. Mañana es viernes y quiero ir a mi pueblo a ver a la familia. Tengo un tren que en siete horitas me deja en casa, pero qué envidia me da mi compañero de clase que es de Sevilla y en dos horas y media ya ha llegado a su destino. Seguro que de aquí a unos años también podré viajar a Extremadura en alta velocidad. Noviembre de 2017: vaya, parece que ha pasado una eternidad pero aquí estoy delante de mi ordenador echando un vistazo a la prensa extremeña y, de nuevo, en portada hay una noticia sobre el tren y como siempre, mala. Realmente ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Noviembre 1996: acabo de llegar a Madrid, a la Universidad. Mañana es viernes y quiero ir a mi pueblo a ver a la familia. Tengo un tren que en siete horitas me deja en casa, pero qué envidia me da mi compañero de clase que es de Sevilla y en dos horas y media ya ha llegado a su destino. Seguro que de aquí a unos años también podré viajar a Extremadura en alta velocidad. Noviembre de 2017: vaya, parece que ha pasado una eternidad pero aquí estoy delante de mi ordenador echando un vistazo a la prensa extremeña y, de nuevo, en portada hay una noticia sobre el tren y como siempre, mala. Realmente me siento como Marty McFly, pero con una máquina del futuro defectuosa. ¿Extremadura sigue teniendo el mismo tren que hace 21 años? Quizás mis nietos puedan disfrutar de la alta velocidad… O vayan al colegio en coche autónomo sin conductor y a Extremadura se siga tardando siete horas en llegar en tren.— José Luis Hernica.  

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En