La gente no puede parar de hablar de estas 9 cosas de Operación Triunfo 2017

Traspiés históricos, homenajes a Bowie, un jurado que promete maldad y ese gran momento en el que alguien tocó el trombón: así ha sido la gala 0

“Participar en este programa es mi sueño desde que vi la primera edición con 7 años”, dice un concursante. “Soy fan desde que hice de Rosa con tres años en el colegio”, afirma otra. Bienvenidos a Operación Triunfo 2017, la edición dedicada a recordarnos a los que vimos la primera que somos, oficialmente, mayores.

La primera gala presentó a los concursantes y dejó fuera a 2 de los 18 que se presentaban. ¿La decisión? Del jurado y, en última instancia, de los esp...

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“Participar en este programa es mi sueño desde que vi la primera edición con 7 años”, dice un concursante. “Soy fan desde que hice de Rosa con tres años en el colegio”, afirma otra. Bienvenidos a Operación Triunfo 2017, la edición dedicada a recordarnos a los que vimos la primera que somos, oficialmente, mayores.

La primera gala presentó a los concursantes y dejó fuera a 2 de los 18 que se presentaban. ¿La decisión? Del jurado y, en última instancia, de los espectadores. Aunque el programa ha creado una aplicación oficial, los votos para expulsar siguen llegando mediante una llamada telefónica, herramienta de comunicación verbal que los menores de 20 años solo han visto en las resposiciones de Mujeres al borde de un ataque de nervios. Esto es lo más llamativo del programa cuya primera gala (noche del 23 de octubre en TVE) se conviertió en trending topic y dejó unas cuantas lecciones de lo que fuimos hace 16 años, de lo que somos hoy y de las cosas que pueden cambiar (y no) en un programa musical en España.

Aitana, primera actuación, primer traspiés

Se equivoca con la letra. Se traba en el rap. La canción, de Jessie J, tampoco era fácil. Pero la sorpresa es mayúscula cuando el jurado es indulgente y, pese a que se anuncia una criba previa en la que algunos concursantes se quedarán fuera, ella entra de todos modos en la academia. En la era en la que los jóvenes se comunican a través de unos medios que permiten volver atrás sobre sus pasos, borrar comentarios y editar sus palabras, el concepto de resultado final es mucho más laxo que para esa Rosa López que detuvo una actuación, gritó “¡mequivocao!” y fue nominada aquella noche de hace 16 años.

Javier Maroto, el espectador estrella

Justo después de un tuit sobre las mentiras del secesionismo catalán, el vicesecretario nacional de Política Social y Sectorial del PP cambia de tema y pasa a opinar sobre la gala de Operación Triunfo. "Las actuaciones están a años luz del Melodifestivalen", afirma. El Melodifestivalen es el cuasiperfecto festival que se orfaniza en Suecia para elegir a su representante a Eurovision cada año y que paraliza el país durante unos días. Podemos decir, sin temor a ser partidistas, que en esta ocasión Maroto tiene razón.

Y de repente, un trombón

Esto nadie se lo esperaba: cuando el concursante Alfred se sube al escenario y comienza a cantar una aterciopelada versión de Georgia on my mind de Ray Charles ya sentimos cierto alivio por haber terminado con la cadena de éxitos de radiofórmula a la que hemos sido sometidos hasta entonces, desde Ariana Grande a Álvaro Soler pasando por Jessie J. Pero esto no era nada: resulta que hacia el final de la canción llega una bailarina, le da un trombón y el entregado Alfred lo toca mientras todo el público vibra. Pero no fue la única sorpresa: Amaya, unas cuantas actuaciones después, ejecuta una resultona versión de Starman de David Bowie. El jurado no la salva. Eso tampoco es una sorpresa, vaya.

“Jefe, los rumores eran ciertos: estoy saliendo con mi compañera”

Lo dice Roi, concursante compostelano que canta en una orquesta y que afirma impasible en su vídeo de presentación que en su orquesta, si los cantantes se relacionan entre sí, el jefe les descuenta 3.000 euros. “Esto solo lo puedo contar si entro porque tendría que dejar la orquesta, así que, jefe: los rumores eran ciertos”. Roi entró. Y si gana, tal y como anunció el presentador nada más comenzar el programa, se llevará "cien mil euros en metálico". Lo de "en metálico" nos llega al alma: sabemos que, si algo necesita alguien que se quiere dedicar a la música, es cash.

“No he entendido nada de lo que has cantado”

Se lo dice Mónica Naranjo a Thalía, que cantó Break Free de Ariana Grande. Habla por todos los espectadores y el comentario se podría extender a muchos otros concursantes de la noche que se han lanzado con el inglés. Estos chicos que tienen cualquier éxito internacional a un clic en Spotify y Youtube se conocen la música y la letra, pero a menudo se echa de menos que entiendan el significado. Resulta increíble pensar que Rosa López, la chica que trabajaba en una pollería, supiese hace 16 años pronunciar mejor inglés que la mayoría de artistas que hemos visto esta noche.

Rosa López vuelve (¿pero Rosa López se había ido?)

La granadina ganadora de la primera edición, precisamente, aparece en la gala para dar consejos a los chicos. “Rosa, ¿cómo te sientes al volver al plató después de 16 años?”, le pregunta el presentador. Dado que Rosa ha ido visitando los platós de todas las ediciones sucesivas para dar consejos a los chicos podríamos concluir que ha dado ya unos 500. Todos deseamos que la pregunta sea: “Rosa, ¿cómo te sientes al volver al plató por novena vez?”. ¿No hay otros exconcursantes a los que recuperar? Bustamante, es tu momento de reaparecer.

Cuando 'Cámbiame' se encontró con 'Operación Triunfo'

La sevillana Marina, que posee una preciosa voz, está extrañamente desactualizada en lo que se refiere a vestuario, peinado y tinte, hasta tal punto que juraríamos que ha permanecido escondida desde 2002 en el plató esperando a su oportunidad para concursar. Pero los espectadores tenemos ya el ojo muy entrenado para saber cuando tenemos una Cenicienta en potencia delante: en tiempos de Cámbiame, el embellecimiento progresivo de cualquier concursante es elemento clave en un reality show. Marina es la candidata perfecta para que, con un buen tinte y una vestimenta adecuada, pueda ser presentada como “la nueva Marina” dentro de cinco o seis programas.

La nueva palabra de moda, definitivamente

"Habéis llegado hasta aqui a pesar de todo, maricones". Eso se lo dice Noemí Galera a los concursantes –hombres y mujeres– cuando entran por fin en la Academia una vez cruzada la pasarela. Y demuestra que la evolución era esto, que el reality Alaska & Mario ha hecho mucho por la labor y que la tendencia ya es inevitable: "maricón" ha pasado de ser un insulto a una interjección. Y es digno de celebrar. Por cierto: ya desde que el programa se emitía en Telecinco a finales de la pasada década, el profesor Angel Llacer popularizó una expresión que exclamaban tanto hombres como mujeres concursantes: "¿Cómo te quedas? ¡Muerta!". Puede que Operación Triunfo lleve años sin hacer demasiado por la música, pero sí puede hacerlo por la fluidez de género.

Vale, ¿pero quién es el malo del jurado?

Pues no estamos seguros. Joe Pérez-Orive, con frases a los concursantes tipo “veo el miedo en tus ojos” y su peinado de villano de Bond, podría ser a priori su más digno representante. Pero Mónica Naranjo, todo dulzura en sus hablares, se revela como una interesante malvada cuando reprocha a Manuel Martos que haya permitido la entrada en la academia de una concursante que ella no considera apta, así, delante de las narices de la concursante y de toda españa. En todo caso, el as en la manga del programa es una silla vacía que, cada semana, se llenará con un rostro conocido que ejercerá de jurado. Si la audiencia no acompaña, siempre podrán usarla. Risto Mejide, atento al móvil.

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