Cartas al director

‘Ecologismo’ urbano

Si hiciéramos una encuesta entre la juventud sobre su actitud respecto al cuidado de nuestro entorno natural, la limpieza, el ruido, la ecología, etcétera, es seguro que la inmensa mayoría de nuestros jóvenes, por no decir la totalidad, se definirían como acérrimos defensores del medio ambiente. Y no serían pocos los que se manifestasen dispuestos a ofrecer parte de su tiempo en labores relacionadas con esa defensa, incluso sin retribución económica. Pero esos generosos sentimientos y desprendidas adhesiones chocan con la incoherencia de la realidad entre lo que dicen y lo que practican. Porqu...

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Si hiciéramos una encuesta entre la juventud sobre su actitud respecto al cuidado de nuestro entorno natural, la limpieza, el ruido, la ecología, etcétera, es seguro que la inmensa mayoría de nuestros jóvenes, por no decir la totalidad, se definirían como acérrimos defensores del medio ambiente. Y no serían pocos los que se manifestasen dispuestos a ofrecer parte de su tiempo en labores relacionadas con esa defensa, incluso sin retribución económica. Pero esos generosos sentimientos y desprendidas adhesiones chocan con la incoherencia de la realidad entre lo que dicen y lo que practican. Porque allí donde exista una concentración de jóvenes con un mínimo ambiente festivo, por muchas advertencias que se les haga sobre el uso de contenedores, papeleras y depósitos de residuos, cuando abandonan el espacio que ocuparon lo dejan “adornado” por toda clase de envases, papeles, desperdicios y las más variadas basurillas. Por supuesto que no son todos ni todas, los hay que sí practican lo que dicen; pero está claro que los más guarretes son los que se imponen al resto.— Miguel Ángel Loma Pérez. Sevilla.

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