Cartas al director

Insensibles ante el acoso escolar

Y de repente, un día, tu hijo comienza a ser rechazado por sus compañeros, no le dirigen la palabra, le machacan en el WhatsApp y le insultan o le tratan con desprecio. Según su fortaleza, en unos meses te dirá que quiere dejar de ir al instituto. Allí te dirán que van a hacer todo lo posible por él. Las charlas con los padres funcionarán un tiempo en la mayoría de los casos, otros piensan que sus hijos son perfectos. Al final te volverás a encontrar solo, todos mirarán para otro lado. Para el instituto es un problema, es más fácil que se vaya uno que expedientar a ocho. Entonces come...

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Y de repente, un día, tu hijo comienza a ser rechazado por sus compañeros, no le dirigen la palabra, le machacan en el WhatsApp y le insultan o le tratan con desprecio. Según su fortaleza, en unos meses te dirá que quiere dejar de ir al instituto. Allí te dirán que van a hacer todo lo posible por él. Las charlas con los padres funcionarán un tiempo en la mayoría de los casos, otros piensan que sus hijos son perfectos. Al final te volverás a encontrar solo, todos mirarán para otro lado. Para el instituto es un problema, es más fácil que se vaya uno que expedientar a ocho. Entonces comenzarán los ataques de ansiedad y la derivación a un psicólogo. Pedirás que activen el protocolo de acoso escolar y te mandarán un burofax en tres días diciendo que no determinan que haya acoso y hablarás con la inspección escolar y te responderán que los profesionales del instituto son los que tienen la última palabra, pese a que tengas un informe de un psicólogo que dice lo contrario. ¡Qué falta de sensibilidad, que sociedad tenemos!— Francisco Quiñones Romero. Madrid

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