Odio en las redes
De nuevo, en ese gran botellón descontrolado que a veces son las redes sociales, se vuelve a dar un ejemplo de por qué no debieran quedar impunes determinados actos de quienes las utilizan para insultar, difamar y cometer delitos.
No es libertad de expresión llamar “carcelero torturador” al funcionario de prisiones Ortega Lara, secuestrado 532 días en un vil zulo por la mafia terrorista etarra. Y difamarle e injuriarle de esta forma tan miserable es lo que ha vuelto a hacer Pablo Hasél, un rapero antisistema, ultracomunista y radical seguidor chavista. Esto podría ser catalogado como ap...
De nuevo, en ese gran botellón descontrolado que a veces son las redes sociales, se vuelve a dar un ejemplo de por qué no debieran quedar impunes determinados actos de quienes las utilizan para insultar, difamar y cometer delitos.
No es libertad de expresión llamar “carcelero torturador” al funcionario de prisiones Ortega Lara, secuestrado 532 días en un vil zulo por la mafia terrorista etarra. Y difamarle e injuriarle de esta forma tan miserable es lo que ha vuelto a hacer Pablo Hasél, un rapero antisistema, ultracomunista y radical seguidor chavista. Esto podría ser catalogado como apología del terrorismo y humillación a las víctimas del terror. Hasél ya ha sido condenado a dos años por incitar al odio en canciones que elogiaban a terroristas de ETA, Grapo, Terra Lliure o Al Qaeda. En aquella ocasión no entró en prisión. Ahora, reincidente, la fiscalía debería investigar este nuevo delito y tomar las medidas oportunas.— David García.