Cartas al director

Jubilados y la banca

Durante los 40 años que trabajé en banca, uno de los colectivos más deseado era el de los jubilados. Daban poco la lata, solían mantener depósitos sin exigir elevados tipos de interés y tenías la certeza de que en un 99% de los casos devolvían los créditos. Hoy todo ha cambiado, muchas zonas rurales se han quedado sin banco y mucha gente tiene que trasladarse para poder cobrar su pensión; además, la atención en las sucursales deja mucho que desear. Para hacer una operación por caja que dura menos de un minuto tienen que hacer una cola de más de media hora, y si se quejan les dicen: “Utilice la...

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Durante los 40 años que trabajé en banca, uno de los colectivos más deseado era el de los jubilados. Daban poco la lata, solían mantener depósitos sin exigir elevados tipos de interés y tenías la certeza de que en un 99% de los casos devolvían los créditos. Hoy todo ha cambiado, muchas zonas rurales se han quedado sin banco y mucha gente tiene que trasladarse para poder cobrar su pensión; además, la atención en las sucursales deja mucho que desear. Para hacer una operación por caja que dura menos de un minuto tienen que hacer una cola de más de media hora, y si se quejan les dicen: “Utilice la tarjeta en el cajero”. No acaba aquí la cosa, hay un detalle que me enfada y me pone nervioso: ver delante de un cajero a una persona mayor, dejándose la vista en la pantalla y con el dedo índice dando vueltas por no saber dónde pulsar, y esperando que un alma caritativa le ayude.— Pedro Morante Gutiérrez. Elche (Alicante).

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