Cartas al director

Lo pagaremos muy caro

Vamos a pagar un precio muy alto por la forma de vida apoltronada y anodina que llevamos y que no nos cuestionamos: no sabemos ni nos interesa lo que supone para el planeta viajar en avión, barco de crucero o automóvil; no nos apercibimos de la cantidad brutal de plástico que pasa por nuestras manos antes de ir a la basura; no sabemos las emisiones asociadas a los productos que vienen del sureste asiático y que compramos tan alegremente; no nos planteamos el daño de la agricultura convencional a las abejas y a los acuíferos... Nuestros cerebros están vacíos, nuestras voluntades secuestradas. Y...

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Vamos a pagar un precio muy alto por la forma de vida apoltronada y anodina que llevamos y que no nos cuestionamos: no sabemos ni nos interesa lo que supone para el planeta viajar en avión, barco de crucero o automóvil; no nos apercibimos de la cantidad brutal de plástico que pasa por nuestras manos antes de ir a la basura; no sabemos las emisiones asociadas a los productos que vienen del sureste asiático y que compramos tan alegremente; no nos planteamos el daño de la agricultura convencional a las abejas y a los acuíferos... Nuestros cerebros están vacíos, nuestras voluntades secuestradas. Ya no somos personas, solo vulgares consumidores y defensores del orden establecido. Aplaudimos hechos anodinos como la victoria de un equipo de fútbol, una boda o un éxito en un campeonato de natación. Pero hechos importantes como la extinción de especies no nos afectan. Alguien dijo que éramos el cáncer del planeta; creo que tenía razón.— Carlos Echeverría Arrondo. Pamplona.

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