DEFENSORA DEL LECTOR

Los 'inquilinos' de AENA

Un artículo sobre el centro cultural de El Prat propiedad del gestor aeroportuario indigna a la fundación que tiene cedido su uso

Este periódico ha dedicado buen número de reportajes a denunciar las obras públicas infrautilizadas que dejaron por todo el país los proyectos faraónicos de la pre-crisis. El pasado domingo se contaba el caso del fantástico edificio que ocupa el Centro Cultural Aeronáutico de AENA en El Prat del Llobregat (Barcelona), concluido en 2009. El título del artículo, AENA gastó 4,2 millones en un museo que abre siete horas a la semana, era tan demoledor como la entradilla, en la que su autor, Marc Rovira, colaborador de EL PAÍS, cuenta: “Pese a su atractivo, el edificio estuvo durante siete ...

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Este periódico ha dedicado buen número de reportajes a denunciar las obras públicas infrautilizadas que dejaron por todo el país los proyectos faraónicos de la pre-crisis. El pasado domingo se contaba el caso del fantástico edificio que ocupa el Centro Cultural Aeronáutico de AENA en El Prat del Llobregat (Barcelona), concluido en 2009. El título del artículo, AENA gastó 4,2 millones en un museo que abre siete horas a la semana, era tan demoledor como la entradilla, en la que su autor, Marc Rovira, colaborador de EL PAÍS, cuenta: “Pese a su atractivo, el edificio estuvo durante siete años desocupado. Ahora, solo abre sus puertas siete horas a la semana. Aena lo ha cedido a una fundación integrada por jubilados que atiende al público los sábados y domingos por la mañana”.

Domingo Jaumandreu, presidente de la aludida entidad, —la Fundació Parc Aeronàutic de Catalunya (FPAC)— me ha escrito una carta en la que se declara sorprendido por el titular que, dice, da una información “falsa” sobre el uso del edificio. La combinación del horario del museo con el coste de la construcción le parece además, un detalle “morboso”. “En Cataluña”, precisa, “no existe otro lugar de exposición dedicado a la aviación, y gracias al convenio entre AENA S.A. y la Fundación Parc Aeronàutic de Catalunya, este centro en El Prat es el único en el que se puede exhibir una parte de nuestra colección (...), junto con la exposición dedicada al Centenario del Desarrollo de la Aviación Civil en Cataluña”.

Aena no gastó 4'2 millones de euros en el museo de la fundación que usa ahora el edificio
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Jaumandreu niega que solo se pueda visitar el centro siete horas a la semana, ya que colegios y otros grupos pueden concertar una visita guiada con cita previa. También desmiente las declaraciones que se le atribuyen (solo se publicaron en la edición de Cataluña y en la digital), y asegura que la fundación no es solo “un grupo de jubilados”.

El autor del texto, Marc Rovira, me explica que la visita al centro aeronáutico se concertó con cita previa porque así se lo pidió uno de los patronos de la fundación, Jordi Rull. Rovira insiste, y la web de la fundación confirma el dato, en que el espacio solo abre al público siete horas a la semana. El periodista asegura que fue el mismo señor Rull quien le contó que la mayoría de los miembros de la FPAC son jubilados y le dio las razones del horario. “Nos informó que en un principio se plantearon abrir a diario pero que lo descartaron porque, ‘no viene nadie’”. Defiende asimismo la veracidad de las declaraciones que atribuye al señor Jaumandreu, y explica que se dejó otros detalles en el tintero. Por ejemplo: “Las dificultades que, según se nos informó, tiene la fundación para asegurarse la subvención que recibía de la Fundación AENA (…) Esta subvención pende ahora de la Fundación Enaire y, según el señor Jaumandreu, están ‘hablando’ para lograr una asignación. En este contexto, no parece ilógico pensar que no quiera herir susceptibilidades.

No creo que el problema del artículo esté en los datos que aporta, que son correctos, sino en el tono en el que está redactado. La intención de Rovira es criticar a AENA porque el edificio de El Prat no ha cumplido las expectativas para las que fue construido, pero para ello se basa en la actividad de la fundación que ahora mismo lo ocupa que, lógicamente, no puede estar a la altura del proyecto original. En el titular, la crítica al gestor aeroportuario se hace a expensas de la FPAC, pero AENA no gastó 4'2 millones de euros en el museo de esta fundación, en la que un puñado de voluntarios realiza una encomiable labor, sino en un ambicioso proyecto que ha naufragado.

Miquel Noguer, responsable de la redacción de Cataluña, explica: “El titular pretendía destacar que se gastó una importante suma de dinero público en un edificio concebido como espacio museográfico y centro cultural y que, diez años más tarde, solo alberga una exhibición que abre muy pocas horas a la semana. En el texto se explica que la asociación está formada mayoritariamente por jubilados para destacar el carácter amateur del proyecto, no para desmerecer su labor que, al fin y al cabo, viene a suplir de forma muy meritoria las carencias del proyecto de AENA”. La crítica a los dueños del edificio no tendría que haber salpicado a sus inquilinos.

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