Rey sin corona
Tras la victoria del candidato oficialista al rectorado de la Universidad Rey Juan Carlos, intentaré explicar cómo me siento como alumno. De pronto aparecen sentimientos desconocidos, una especie de rabia contenida que sabe a vergüenza, suciedad e injusticia. Al contrario que en las películas, descubres que es el villano quien gana, como si una persona invitase a café al ladrón que le roba la cartera. Veo profesores cómplices, tanto directa como indirectamente, y una masa estudiantil que asiste anestesiada e ignorante a la debacle, con poco o ningún interés sobre casos que le conciern...
Tras la victoria del candidato oficialista al rectorado de la Universidad Rey Juan Carlos, intentaré explicar cómo me siento como alumno. De pronto aparecen sentimientos desconocidos, una especie de rabia contenida que sabe a vergüenza, suciedad e injusticia. Al contrario que en las películas, descubres que es el villano quien gana, como si una persona invitase a café al ladrón que le roba la cartera. Veo profesores cómplices, tanto directa como indirectamente, y una masa estudiantil que asiste anestesiada e ignorante a la debacle, con poco o ningún interés sobre casos que le conciernen. La imagen pública de tu lugar de trabajo/estudio es destruida y son los estamentos universitarios los que ahondan en el ridículo. Nos quejamos y lloramos, pero cuando hay la oportunidad de cambiar algo miramos hacia otro lado para seguir viviendo en nuestro pequeño pedazo de miseria.— Carlos Gómez Puebla. Madrid.