Ojalá wifi

A estas alturas de mes usted (como yo y como cualquier hijo de 'smartphone') solamente quiere gigas. Megas. Datos.

Doa jóvenes navegan en Internet con el teléfono móvil en La Habana, Cuba.EL PAÍS

A estas alturas de mes usted no estará implorando por la paga del que viene, no, ni por dejar de gastar pasta en el chiringuito. A estas alturas de mes usted (como yo y como cualquier hijo de smartphone) solamente quiere gigas. Megas. Datos. ¿¡Hay wifi!?

Si durante el año nos los comemos, en verano los devoramos. Dicen los que saben de esto que no, que el tráfico cae, que ni Perry mira una noticia, un tuit, desde el otro lado del asfalto. No sé yo. Aunque yo tampoco veo: ve la cámara. Fotos y más fotos (que luego acaban con la memoria, tuya y del móvil, pero eso da para una seg...

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A estas alturas de mes usted no estará implorando por la paga del que viene, no, ni por dejar de gastar pasta en el chiringuito. A estas alturas de mes usted (como yo y como cualquier hijo de smartphone) solamente quiere gigas. Megas. Datos. ¿¡Hay wifi!?

Si durante el año nos los comemos, en verano los devoramos. Dicen los que saben de esto que no, que el tráfico cae, que ni Perry mira una noticia, un tuit, desde el otro lado del asfalto. No sé yo. Aunque yo tampoco veo: ve la cámara. Fotos y más fotos (que luego acaban con la memoria, tuya y del móvil, pero eso da para una segunda entrega), todas subidas a Facebook, a Instagram. Y ahora al zampadatos del momento: Snapchat. Eso que por suerte no me he viciado (por ahora) a Pokémon Go. Ese va en la tercera entrega.

Están guays las lenguas de perro, la cara de tostada, la coronita de maripositas doraditas tan bonita. Está guay pasar los vídeos palante y patrás, para poder decir chorradas y que todos lo vean pero nadie entienda un carajo. Está guay que sólo se suban cosas al momento (¿o eso era antes?), que todo dure 24 horas. Está guay ver quién te ve. Está guay sentirse millennial. Pero los datos, ¡ay!, los datos. Esos sí que son visto y no visto, y no los snaps.

Hace unas semanas le pedía a un amigo que snapchateara (sí, hay verbo) un concierto de esos que no hay que perderse en vernao. “¡Xurriiii!”, contestaba, “no tengo datos. ¡A ver si hay wifi!”. Ay, wifi. Como decía el meme aquel, si el wifi creciera en los árboles plantaríamos más. Pena que sólo sirvan para dar oxígeno.

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