CON PERDÓN

Elena Anaya: “El ‘star system’ no existe en España”

Estrena dos películas y tiene pendientes otras tantas. La actriz dice ser exigente, lo que le lleva a rechazar trabajos. Ella está convencida de que un actor se forma dentro y fuera de las aulas

La actriz Elena Anaya. Matt Carr (getty images)

“No me comporto distinto aquí que con mis amigos; no tengo un personaje del que me vista y me proteja”, dice Elena Anaya (Palencia, 1975), que se presenta en el jardín del Ateneu Barcelonès “con la cara lavada y la camisa que llevaba en la bolsa”, ligero equipaje de una anónima escapada a la capital catalana. Motivos para una actitud antitética los tendría, según el antipático arquetipo del sector: la Goya a la mejor actriz en 2011 (La piel que habito) estrenó ayer La memoria del agua y la semana pasada, ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

“No me comporto distinto aquí que con mis amigos; no tengo un personaje del que me vista y me proteja”, dice Elena Anaya (Palencia, 1975), que se presenta en el jardín del Ateneu Barcelonès “con la cara lavada y la camisa que llevaba en la bolsa”, ligero equipaje de una anónima escapada a la capital catalana. Motivos para una actitud antitética los tendría, según el antipático arquetipo del sector: la Goya a la mejor actriz en 2011 (La piel que habito) estrenó ayer La memoria del agua y la semana pasada, Zipi y Zape y la isla del capitán. Y le quedan más: The Infiltrator, Swung, Wonder Woman, Lejos del mar… De cristal fino, menuda y voz queda, vive como actúa: la fuerza, trabajada, está dentro, semilla plantada por su madre.

Pregunta. ¿Qué se le pregunta primero, por el último modelito que llevaba en la pasarela roja o si es más de Tarkowsky o de la Nouvelle Vague?

Respuesta. Ni me acuerdo de cuál fue mi última alfombra roja. Una de verdad, la de los Oscar de 2014… Pero no viajo nunca con un vestido así, ni lo tengo en el armario. Esa vez me lo prestaron… El cine nos permite soñar como casi nada más en el mundo, pero no soy una persona cultísima del cine. No he estudiado imagen y sonido, no he ido a facultades. Mi facultad es el estudiar aquí y ahora e intentar contar una historia y convencer al público de que soy esa persona de la que me disfrazo en cada proyecto.

Elena Anaya, caracterizada como su personaje de Señorita Pam en 'Zipi y Zape y la isla del capitán'.

P. No superó a la primera las pruebas de la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid y…

R. Sí, sí, y a la primera… Corren tantas cosas estúpidas por Internet… Aprobé y con nota bastante alta, aunque nunca fui buena estudiante; pero me echaron al segundo año: la actuación que yo quería aprender era más moderna. Sí hace falta estudiar. Victoria Abril, amiga íntima, detesta las escuelas, lo encuentra ridículo y absurdo y yo la intento convencer diciéndole que te abre tanto… Llevo 22 años en esto y sigo con mi preparación, con actores profesionales reconocidos, pero prefiero juntarme con gente con mucha menos experiencia, ver su frescura, observar el diamante en bruto que tiene un actor al que no le han cercenado a golpes y pulido tanto…

P. ¿Y qué aprende viéndoles?

R. Es maravilloso: recordar lo básico, el aquí y ahora… Revivir lo que aprendí yo, ver lo que le está pasando a él y pensar que quizá cometo el mismo error. Hay que huir del camino cómodo, la actuación ha de ser un campo a través, un camino virgen, salvaje…

P. ¿No es innato actuar, especialmente en los grandes, como en el fútbol Messi o Cristiano Ronaldo?

R. Messi; al otro, ni lo nombre: mal ejemplo para las nuevas generaciones… El actor nace y se hace, pero no solo en la facultad, sino también con su vida. Ahí ayudó mi madre, alimentándome de magia e imaginación.

P. ¿Qué hizo?

R. Inventarse un mundo para mí. Por ejemplo, me obsesioné con los gnomos. Me dijo que existían y, sin yo saberlo, construyó un campamento de gnomos entre árboles, en un camino solitario y lejísimos. Paseando, un día me lo mostró, pero me dijo que no nos acercáramos porque los asustaríamos. Cuando acabé mi primera película, me mandó una caja con el poblado.

Elena Anaya, recoge su Goya a la mejor actriz, por la película 'La piel que habito'.gorka lejarcegi

P. Con 35 películas, sale ya a dos filmes por año. No pueden decirlo todas las actrices españolas.

R. Bueno, es relativo. Me han rebajado el caché muchísimo. Sufro. Es una pelea diaria. A las actrices, además, se les paga mal.

P. Un 40% menos y, a partir de los 40 años, peor.

R. Pues ya me pelearé y si tengo que dejar el cine, no lo dudaré.

P. ¿Así está el star system?

R. El star system no existe en España. El alma y la luz que le das a un personaje no está valorado por unos productores que solo piensan con números… No estoy en la cresta de la ola. Compré una casa sencilla para poder seguir eligiendo mis trabajos y cuido muchísimo mis gastos. Hay una parte de abuso en el sector. Se paga menos que hace 15 años.

P. Trabaja muchísimo fuera de España, más que otras actrices que hacen una cosa solo y lo difunden que parece no se sabe qué. ¿Le faltan padrinos?

R. No los busco. Mi carrera es distina. Mi mejor tambor es que llevo esos 22 años y sigo trabajando y tengo cinco pelis por estrenar. Y que los directores quedan satisfechos. No, mi carrera no es de tachín, tachín.. ha sido muy milimétrica y de decisiones a conciencia, valorándolo todo, trabajo dejándome la piel en cada personaje, y acertando más o menos…

P. Rechazó un guion ya tras su primera película.

R. Tenía 19 años, pero sabía que no quería hacer esa película: era una falta de respeto, un abuso de un director a una actriz, pidiéndome algo que no tenía sentido. Un abuso de un caradura, un sinvergüenza. Pensé: ‘Qué mal vamos si esto va a ser así’. Y creí que ya no volvería a hacer cine.

P. ¿Cómo ser otro? ¿Actúa en la vida real?

R. Soy un desastre como actriz en la vida real. No sé mentir.

P. ¿Para vivir no hay que saber?

R. No he mentido en mi vida. Y me ha ido muy bien. Siempre he ido directa. Ahora, en la ficción se puede ser otro, pero ese también eres tú. Hay una manera de ver la vida que no se corresponde a la tuya, pero la raíz eres tú, las entrañas que sienten, los ojos que se emocionan, el corazón que se deshace son los tuyos… Pero eres un narco en los ochenta y vas a dar un palo que te mueres.

P. ¿Y eso se hace cómo?

R. Has de establecer entre tú y ese personaje un puente que conecte con lo más profundo de tu ser. Con cosas que a lo mejor ni te acuerdas, pero tienes que buscarlas. Y la psicología: por qué haces eso.

P. Esa teoría presupone algo oscuro en nuestras vidas.

R. Todos tenemos ese punto oscuro que te puede ayudar a encontrar el alma desgarrada o la mente perversa. Siempre hay algo. Esa es la magia de la interpretación. Y hallado, has de hacer de médium: dejar que pasen cosas que se mueven por ti y que te asustan al pensar que las tienes en tu interior.

P. ¿Rechaza muchos guiones?

R. Nuestra carrera se hace, o se debería hacer, con muchos noes. Sí, he rechazado más de las que he rodado. He amargado a bastantes directores con tanta pregunta; no soy nada conformista, soy muy exigente conmigo… y con los otros.

P. Ese carácter también lo ha demostrado declarando su homosexualidad.

R. Nunca, siempre han sido frases o fotos robadas. Tampoco hablé cuando tuve una pareja hombre… He tenido suerte: tratando a la gente con respecto obtienes a cambio, normalmente, lo mismo.

P. Ha sido vampira en Van Helsing y ahora es malísima, por primera vez, en Zipi y Zape. ¿Las buenas chicas son doblemente más malas?

R. Es el encanto de la maldad en lo no previsto, como cuando tanto político trajeado y supuestamente respetable ha borrado un ordenador para eliminar sus robos mientras otra gente se queda sin pensión…

P. ¿Sus ojos de distinto color son metáfora de una dualidad interior?

R. No es genético: nací solo con el ojo derecho abierto, el izquierdo quedó cerrado por los fórceps y… Cosas de un parto en la Palencia de 1975.

P. ¿Qué dijo su madre?

R. De nuevo inventó algo maravilloso. Pero esa historia me la guardo para mí.

Sobre la firma

Más información

Archivado En