Editorial

España ante el reto europeo

El próximo Gobierno debe implicarse en el diseño de una UE que sintonice mejor con la ciudadanía

Una imagen del debate organizado por EL PAÍS.JULIÁN ROJAS

El debate de ayer en la sede de EL PAÍS entre José Manuel García-Margallo (PP), Josep Borrell (PSOE), Pablo Bustinduy (UP) y Fernando Maura (Ciudanos), retransmitido en directo en EL PAÍS TV, fue oportuno e imprescindible tras la pésima noticia del referéndum británico. La campaña ha discurrido entre la banalidad y la resistencia de los contendientes a debatir los temas clave que marcarán la vida de los españoles. Por eso, escuchar un intercambio de opiniones sobre Europa, vivo y nada aburrido, fue una gran oportunidad.

Habrá crisis de fe en el proyecto europeo, y se cuestionará en ocas...

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El debate de ayer en la sede de EL PAÍS entre José Manuel García-Margallo (PP), Josep Borrell (PSOE), Pablo Bustinduy (UP) y Fernando Maura (Ciudanos), retransmitido en directo en EL PAÍS TV, fue oportuno e imprescindible tras la pésima noticia del referéndum británico. La campaña ha discurrido entre la banalidad y la resistencia de los contendientes a debatir los temas clave que marcarán la vida de los españoles. Por eso, escuchar un intercambio de opiniones sobre Europa, vivo y nada aburrido, fue una gran oportunidad.

Habrá crisis de fe en el proyecto europeo, y se cuestionará en ocasiones la validez del marco constitucional de 1978, sí. Pero es satisfactorio que en España haya todavía consenso bastante como para impulsar, e incluso liderar, ese proyecto. Celebramos también que afloren por fin posiciones diferenciadas entre los partidos sobre asuntos tan transcendentes como la política económica de la eurozona, la mejor respuesta a la crisis de asilo y refugio o la —muy importante pero siempre olvidada— dimensión social de la UE, cuya ausencia es causa básica de la desafección ciudadana. Esa pluralidad es compatible con un consenso amplio; sobre todo acerca del diagnóstico de los problemas, aunque menos del recetario aplicable, como se vio ayer. Fue un ejercicio de compartir y disentir, entre derechas e izquierdas; de marcar perfiles (a veces automáticos, como algún discurso primario contra la austeridad); en que se superaron las pinzas artificiales; y en el que los aspirantes se esforzaron con denuedo, y los veteranos demostraron por qué lo son.

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Duele la ausencia de España de los foros europeos causada por la crisis y la desgana internacional de Mariano Rajoy. Pero el momento existencial en el que se encuentra Europa exige sobrepasarlas. Y que el próximo Gobierno se implique a fondo en el codiseño de una UE que sintonice mejor con los ciudadanos.

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