26-J de 2026

Curiosamente, en el multipartidismo es más fácil pronosticar el futuro que el presente

Pedro Sánchez y Albert Rivera, durante la firma del pacto PSOE-Ciudadanos.Luis Sevillano

Viajemos a 2026. Ha gobernado una coalición Unidos Podemos-PSOE durante una o dos legislaturas y ahora tenemos un Ejecutivo PP-Ciudadanos. Este Gobierno no podría deshacer toda la labor de la coalición de izquierdas. Desmontaría algunos aspectos, pero no muchas de las medidas impuestas por los socialistas a los “podemitas”. Porque Ciudadanos preferiría esas políticas —un complemento de rentas, por ejemplo— a la opción favorita del PP. Ídem si cambiamos los papeles. En un futuro Gobierno Unidos Podemos-PSOE tras uno de centroderecha, los socialistas impedirían que algunas políticas “ciudadanas”...

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Viajemos a 2026. Ha gobernado una coalición Unidos Podemos-PSOE durante una o dos legislaturas y ahora tenemos un Ejecutivo PP-Ciudadanos. Este Gobierno no podría deshacer toda la labor de la coalición de izquierdas. Desmontaría algunos aspectos, pero no muchas de las medidas impuestas por los socialistas a los “podemitas”. Porque Ciudadanos preferiría esas políticas —un complemento de rentas, por ejemplo— a la opción favorita del PP. Ídem si cambiamos los papeles. En un futuro Gobierno Unidos Podemos-PSOE tras uno de centroderecha, los socialistas impedirían que algunas políticas “ciudadanas” fueran sustituidas por otras podemitas.

La dinámica multipartidista hace que sobrevivan las políticas en las que hay consenso entre los partidos más centrados. En nuestro caso, PSOE y Ciudadanos. Así que, con el paso de los años, acabaremos poniendo en práctica muchas de las propuestas incluidas en el acuerdo Sánchez-Rivera de febrero que todos corrimos a enterrar antes de nacer.

Curiosamente, en el multipartidismo es más fácil pronosticar el futuro que el presente. Es arriesgado predecir quién nos gobernará a corto plazo. Los equilibrios parlamentarios dependen de cambios marginales en los resultados electorales y las dinámicas de negociación que son difíciles de estimar. No sabemos si la balanza acabará decantándose hacia el bloque de centroderecha, el de centroizquierda, u otras combinaciones. En 2017 podemos tener un Gobierno de izquierdas, o de derechas, o uno mixto. Quizás pagaremos el IRPF más alto de Europa. O uno de los más bajos. A corto plazo, todo es posible.

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Sin embargo, en un escenario multipartidista, no es alocado pronosticar qué políticas se impondrán a medio-largo plazo. Porque, si tenemos una legislatura (o dos) de izquierdas, giraremos después a la derecha. Y, a diferencia de un sistema bipartidista, en el que, si llega un partido al poder puede desmantelar todas las políticas del Gobierno anterior, el multipartidismo filtra las reformas porque hay más actores que pueden vetarlas.

El pacto del “mestizaje ideológico” nació muerto. Pero el tiempo lo resucitará. @VictorLapuente

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