¿Boxeo o ajedrez?

Podemos es un proyecto que ha usado los guantes para subirse al tablero político

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en una imagen de televisión del debate del pasado 13 de junio. Uly Martin.

La política, ha observado con acierto Pablo Iglesias, es tanto boxeo como ajedrez. O más bien, convendría aclarar, el arte de saber cuándo hay que boxear y cuándo jugar al ajedrez. Podemos, por ejemplo, es un proyecto que ha usado los guantes para subirse al tablero político. Su estrategia de acceso ha sido buscar el contacto directo con el adversario, incluso declarar como adversarios a todos los adversarios posibles (incluso a Izquierda Unida, a la que ha derrotado). El cuerpo a cuerpo ha funcionado, primero, en los platós; luego, en las redes; finalmente, en las urnas. Podemos no solo ha ll...

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La política, ha observado con acierto Pablo Iglesias, es tanto boxeo como ajedrez. O más bien, convendría aclarar, el arte de saber cuándo hay que boxear y cuándo jugar al ajedrez. Podemos, por ejemplo, es un proyecto que ha usado los guantes para subirse al tablero político. Su estrategia de acceso ha sido buscar el contacto directo con el adversario, incluso declarar como adversarios a todos los adversarios posibles (incluso a Izquierda Unida, a la que ha derrotado). El cuerpo a cuerpo ha funcionado, primero, en los platós; luego, en las redes; finalmente, en las urnas. Podemos no solo ha llegado, sino que se ha quedado. Mejor aún: se ha convertido en el rival imprescindible al que todos tienen que enfrentarse, incluso, como en el caso del PSOE, aunque duden si deben hacerlo y cómo hacerlo.

Lo más irónico de todo, y que demuestra otra vez hasta qué punto Podemos maneja con suma eficacia los tiempos y las estrategias electorales, es que, como se demostró en el debate del lunes, una vez garantizado su lugar en el ring, Podemos ha decidido jugar al ajedrez con el PSOE. De ahí la extraña sensación que provocó ver cómo Pedro Sánchez, tras decidir calzarse los guantes y lanzarse al cuerpo a cuerpo con Iglesias, recibiera una invitación no solo para jugar al ajedrez, sino para hacerlo del mismo lado del tablero que Podemos. Debe de ser muy desconcertante que cuando por fin te armas de valor para ir a por tu adversario, este te tienda la mano. Máxime si sabes que esa oferta de reconciliación supone, como en el caso de Izquierda Unida, la admisión de una derrota en toda regla y un proceso de absorción.

El PSOE sabe que la oferta de jugar al ajedrez viene de alguien que considera que el ajedrez es la continuación del boxeo por otros medios. Dicho de otra forma, Podemos sigue boxeando, pero en su terreno y según sus intereses. Lo que deja al PSOE en una situación imposible: no puede jugar al ajedrez, y menos en el equipo de Podemos, y tampoco puede pasarse toda la campaña dando manotazos a un rival que corre por el ring negándose a plantear pelea. @jitorreblanca

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