Editorial

Tensión laboral en Francia

Hollande se enfrenta a un amplio espectro social al tratar de sacar adelante la reforma laboral

Miles de personas se manifiestan contra la reforma laboral en París, Francia, el 17 de mayo. ETIENNE LAURENT (EFE)

Las masivas protestas que se están registrando en Francia contra la reforma laboral impulsada por el Gobierno socialista muestran en toda su amplitud las tensiones que causa la aplicación de medidas difíciles. El presidente, François Hollande, ha decidido enfrentarse a parte de la opinión pública —la más próxima, en teoría— utilizando una frase que muestra lo delicado de la situación económica y el riesgo que se corre si no se cambia el rumbo: “Prefiero que me vean como un presidente que hace reformas, aunque sean impopulares, que como un presidente que no hace nada”.

Francia tiene una ...

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Las masivas protestas que se están registrando en Francia contra la reforma laboral impulsada por el Gobierno socialista muestran en toda su amplitud las tensiones que causa la aplicación de medidas difíciles. El presidente, François Hollande, ha decidido enfrentarse a parte de la opinión pública —la más próxima, en teoría— utilizando una frase que muestra lo delicado de la situación económica y el riesgo que se corre si no se cambia el rumbo: “Prefiero que me vean como un presidente que hace reformas, aunque sean impopulares, que como un presidente que no hace nada”.

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Francia tiene una tasa de desempleo del 10,5%, más del doble de Alemania y Reino Unido. La reforma, aprobada por decreto —después de numerosos cambios sobre el planteamiento inicial para suavizarla— tiene como objetivo precisamente buscar fórmulas de flexibilidad para luchar contra el desempleo y dar a las empresas capacidad de negociación en ese sentido. Los críticos entienden que las medidas servirán solo para facilitar los despidos y empeorar la precariedad.

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Tanto el presidente Hollande como el primer ministro Manuel Valls, que sufren bajas cotas de popularidad, demuestran coraje político al batirse por una reforma rechazada, según los sondeos, por un 70% de los franceses. Pero ambos creen que la ley estimulará la creación de empleo y reactivará la economía.

A pesar de haber superado con éxito una moción de censura que unió a los extremos del espectro político, el Partido Socialista aborda dividido esta complicada fase de contestación social, que corre el riesgo de endurecerse dentro de tres semanas, cuando comience en Francia la Eurocopa. Y en el horizonte se perfilan ya las presidenciales de abril de 2017, marcadas por el ascenso en las encuestas de Marine Le Pen, la candidata del Frente Nacional, y a la espera de la batalla del liderazgo en las filas de la derecha.

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