Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí

Las nuevas caravanas de mujeres

Compradores a la entrada de la tienda de la Gran Vía de Madrid.

Por Carlos Ballesteros

 Espero que nadie me acuse de sexista al leer este artículo, pues nada lejos de mi intención discriminar ni menospreciar la condición femenina ni afianzar el rol de la mujer como compradora compulsiva, irreflexiva o caprichosa. Nunca ha sido mi intención y mi lucha siempre ha sido la de la igualdad en la diversidad. Pero es que el tema se presta a la ironía, y de ahí el título. Caravanas hay de muchos tipos: de esclavos, gracias a Dios ya inexistentes (o eso creo); de comerciantes y mercaderes que se unían para hacer más seguro su viaje en busca de la Seda y las especias (Marco Polo) o por el desierto, para evitar bandidos; de hormigas (nombre por cierto de un mítico programa de radio3 de mis años universitarios) o de las urticantes y molestas procesionarias del pino, de mujeres.

La primera caravana de este tipo de la que yo tengo recuerdo fue la famosa Caravana de Mujeres al pueblo pirenaico de Plan, el 7 de marzo de 1985, de la que se ha celebrado en este 2015 su 30 aniversario. Plan: un pueblo perdido en el valle de Gistaín lleno de mozos solitarios jóvenes y no tan jóvenes con dificultades para sobrellevar su soltería (por cierto, tema este de uno de mis últimos post aquí) y con ganas de ligar pero sin posibilidades.

Inspirados en la película de Wellman (1951) que una tarde echaban en la tele del bar del pueblo, decidieron emular a Roy Whitman y su capataz Buck Taylor y, tras poner un anuncio en el Heraldo de Aragón solicitando mujeres solteras y casaderas, de entre 20 y 40, fletaron autobuses y se encontraron con más de 80 candidatas. Luego hubo imitaciones, imitadores y hasta hay creada una ¿asociación? que ha visto el negocio en esto de ser alcahuete rural. Unos años más tarde Icíar Bollaín, en Flores de Otro Mundo (1999) volvería a llevar este tema a la pantalla, sumando al tema del despoblamiento rural el tema de la mujeres inmigrantes sudamericanas recién llegadas a nuestro país en busca de Eldorado, en este caso encarnado por Alfonso y Damián (Jose L. Sacristan y Luis Tosar respectivamente).


Últimamente, y aquí aterrizo por fin en el tema alterconsumista, las he visto de dos tipos
: de compradoras de ropa en una tienda recién abierta en la Gran Vía madrileña y las fomentadas por un gran almacén español con sede en la Castellana, que organiza caravanas aéreas de ricos rusos y chinos que llegan por la mañana a Barajas, les montan en un autobús igualito igualito al de Plan, solo que más moderno, les abren una carta de crédito en el departamento ad hoc del semisótano y les sueltan unas horas por la planta de marcas de lujo a ver que encuentran. Alimentados typical spanish en la cafetería de la planta 7 y una vez acabada la jornada son llevados de vuelta a Barajas en el mismo autobús, eso sí tras abonar una abultada cuenta de gastos que suele tener cifras con tres ceros mínimo y tras una breve visita al Bernabeu que no en vano está justo enfrente. Retornan cargados de bolsas y lujo europeo a sus países para luego en casa comentar con vecinos y conocidos lo hospitalario y acogedores que son los españoles y lo bien que les hemos tratado.

Respecto de la otra, se trata de mujeres (y hombres) del ámbito rural que madrugan un sábado cualquiera para venir de visita a La Capital, en autobús fletado por su ayuntamiento y acompañados del alcalde(sa) en ciernes y de la concejala correspondiente –a menudo la de Servicios sociales (sic)- Tras dos o tres horas de bus, se hace un rápido tour sin bajarse de por las principales atracciones madrileñas (Cibeles, Bernabeu de nuevo) y a las 10, a la hora que abren los comercios ya están las primeras a la puerta de esa gran tienda de ropa recién abierta en los bajos del edificio de la cadena Ser y que tiene guardias de seguridad organizando las colas en la calle para evitar aglomeraciones en el interior.

Tienda de ropa barata, low cost, quizás sin garantías sociales ni medioambientales en su fabricación, realizada en talleres propiedad ¿quién sabe? de los de la caravana de unas líneas más arriba que a esas mismas horas están a escasos kilómetros. Un par de bragas y una docena de calcetines de hombre negros. después, bocata en el retiro y a casita a contarle a las vecinas lo que se han perdido, lo bonito y cansado que es hacer turismo en Madrid y a pensar en la siguiente caravana, pues se quedaron con ganas de esa chaqueta de punto moharé (no saben que estas tiendas renuevan su stock como mucho cada dos o tres semanas).

Así pues, difícil jugar al juego de las 7 diferencias entre aquellas y estas caravanas. Los ricos mercaderes de antaño son los lujosos compradores de hogaño. Las mujeres que buscaban mozo soltero con tierras y vacas son las que ahora rebuscan chollos de apenas 5 € entre faldas, blusas, pantalones y sujetadores. Así son las modernas caravanas de mujeres.

Fotos: Shopping de Roderick Elme vía Flickr / Creative Commons y Shop. Eat. Drink... Make Love de d26b73 vía Flickr / Creative Commons

Comentarios

Estos son nuestros tiempos. Nuestras oportunidades. Las aprovechas o las dejas pasar. En otras geografías ocurre otro tanto. Mas os digo: salen unos autobuses un dia a la semana, en horario nocturno, viajan a una zona donde existen fábricas no precisamente legales y adquieren a muy bajos costos, para luego revenderlos en la ciudad de donde partieron. Son medios de vida .Formas de subsistir.

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