El acento

Los paseos de Benzema por ‘el otro lado de la ley’

A duras penas pueda entenderse la historia de un jugador de fútbol, adulto, sobrado de dinero, que se deja enredar como intermediario de un chantaje

Benzema durante el amistoso de Francia contra ArmeniaVALERY HACHE (AFP)

Tal como lo han contado los medios, el caso Benzema (precisemos, el caso de un chantaje sexual al jugador francés Mathieu Valbuena) sucedió así: tres desaprensivos se hacen con un vídeo en el que aparece Valbuena manteniendo fogosas relaciones con una mujer; informan al jugador de que si no quiere que el vídeo incendie las redes tiene que pagar 150.000 euros; el trío localiza a un amigo de la infancia de Benzema, y éste convence a Karim para que se ponga en contacto con Valbuena, con un propósito oscuro, pero que puede consistir bien en que Valbuena no avise a la policía, bien en reforzar la a...

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Tal como lo han contado los medios, el caso Benzema (precisemos, el caso de un chantaje sexual al jugador francés Mathieu Valbuena) sucedió así: tres desaprensivos se hacen con un vídeo en el que aparece Valbuena manteniendo fogosas relaciones con una mujer; informan al jugador de que si no quiere que el vídeo incendie las redes tiene que pagar 150.000 euros; el trío localiza a un amigo de la infancia de Benzema, y éste convence a Karim para que se ponga en contacto con Valbuena, con un propósito oscuro, pero que puede consistir bien en que Valbuena no avise a la policía, bien en reforzar la amenaza o en prevenir al colega. Valbuena percibe un tono “amenazante” en Benzema y da el queo a la policía. Resultado, detención o retención del jugador del Real Madrid y puesta del jugador bajo tutela judicial.

El abogado de Benzema no tiene un relato de los hechos (relato de narración, no de propaganda dominante como se entiende ahora), pero afirma que Karim demostrará “buena fe”. Demos por descontada la presunción de inocencia y aceptemos la fenomenología del asunto (amigo que convence a Benzema para que participe en un hecho delictivo); incluso demos por (indebidamente) sentada la buena fe. ¿No causa escalofríos la historia de un jugador de fútbol, adulto, sobrado de dinero, experto en conducir (y estrellar) automóviles a más velocidad que Fernando Alonso, que se deja enredar como intermediario bienintencionado de un chantaje? En el mejor de los casos, el delantero francés ha demostrado el conocimiento justo para acabar el día; y eso es lo que confiere al asunto un matiz tenebroso.

Sea cual sea el papel de Benzema en este turbio asunto (argot de El caso), el estudioso agradecería disponer de un examen psicológico completo del jugador. El sujeto muestra escasa resistencia a refrenar sus deseos (vive capturado por la lujuria de la velocidad) y no aprende de los correctivos sociales que se le aplican (estrelló su coche en Pozuelo, ha sido multado por participar en carreras ilegales, se le retiró el carné por conducir a 216 km/h en la M-40, a pesar de lo cual fue sorprendido de nuevo en la calle Atocha conduciendo sin carné). Esta ausencia de respuesta a los condicionantes sociales requiere una terapia drástica. Sin perjuicio de las responsabilidades penales, si las hubiera, por el caso del chantaje, lo correcto hubiera sido prohibir que el jugador se vista de corto mientras no demuestre que ha olvidado su neurosis con el velocímetro.

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A todo esto, ¿qué tienen que decir el Real Madrid y su presidente, Florentino Pérez? No parece que hayan prestado demasiada atención al prontuario infractor de Karim, que es tan largo como el de John Dillinger aunque no sea tan destructivo. ¿También mirarán para otro lado si el juez de Versalles mantiene la imputación? ¿Se limitarán a canturrear el estribillo presunción de inocencia+dejar que la ley cumpla con su cometido? Seguro que la reacción del club es tan instructiva como los paseos de Karim por el otro lado de la ley.

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