¿Cómo invierten las mujeres?

Ana Patricia Botín, presidenta de Banco Santander, es la 18ª mujer más poderosa del mundo. / Julián Rojas

Mujeres en el mundo de las finanzas. Lo que hasta hace poco parecía casi un imposible se ha convertido en realidad. Diversos estudios académicos que demuestran que las mujeres son menos propensas a desatar burbujas financieras que los hombres debido a su falta de testosterona y a su mayor prudencia. Y quizás por ello, después del colapso vivido en las Bolsas mun...

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Ana Patricia Botín, presidenta de Banco Santander, es la 18ª mujer más poderosa del mundo. / Julián Rojas

Mujeres en el mundo de las finanzas. Lo que hasta hace poco parecía casi un imposible se ha convertido en realidad. Diversos estudios académicos que demuestran que las mujeres son menos propensas a desatar burbujas financieras que los hombres debido a su falta de testosterona y a su mayor prudencia. Y quizás por ello, después del colapso vivido en las Bolsas mundiales tras la quiebra de Lehman Brothers, que inauguró la mayor crisis económica internacional que se recuerda, las instituciones que pueden impedir estas debacles han puesto a mujeres al frente de ellas desde aquella fatídica fecha de 2008. Christine Lagarde (directora gerente del FMI), Janet Yellen (presidenta de la Reserva Federal de EE UU), Mary Jo White (presidenta de la SEC de EE UU), Nemat Shafik (vicegobernadora del Banco de Inglaterra), Elvira Nabiullina (gobernadora del Banco de Rusia), Arundhati Bhattacharya (directora de State Bank of India), Adena Friedman (copresidenta de Nasdaq OMX Group) son las ejecutivas que acaparan más poder en el mundo de las finanzas globales.

Junto a ellas, representantes de instituciones financieras privadas y que también figuran en el top 100 femenino de la revista Forbes, tales como la española Ana Patricia Botín (presidenta del Banco Santander), Abigail Johnson (presidenta de Fidelity Investments), Chanda Kochhar (consejera delegada del mayor banco privado indio: ICICI Bank), Mary Callahan Erdoes (consejera delegada de JP Morgan Asset Management) son los mejores ejemplos de liderazgo en un sector tradicionalmente masculino que empieza a feminizarse.

E igual que lo hace en el resto del mundo, en España también se aprecia esta tendencia. Solo Ana Botín figura en el ranking de Forbes, pero eso no quiere decir que sea la única mujer poderosa del sector financiero nacional. En el área pública, Elvira Rodríguez es la presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores; en la privada, María Dolores Dancausa es la primera ejecutiva de Bankinter. Si hay un negocio en el que destacan las altas ejecutivas ese es el de las empresas gestoras de inversiones. Para empezar, Inverco, la asociación que agrupa a este tipo de entidades, está dirigida por una mujer, Elisa Rincón. Pero Santander AM, BBVA AM, Natixis, Robeco, Schroeders, Aberdeen, Tressis, Amundi, AXA IM, Candriam, BNY Mellon, Cygnus… son algunas de las firmas especializadas en gestionar grandes capitales que están lideradas por mujeres.

Algo que casi con seguridad tiene que ver con ese mayor rendimiento femenino a la hora de invertir del que hablan distintos estudios. Pero ¿qué es lo que diferencia a una mujer de un hombre cuando se trata de manejar el ahorro? “Somos distintos a la hora de enfocar las decisiones de inversión. Un hombre asume más riesgo y decisiones más cortoplacistas. La mujer es más conservadora y las toma a más largo plazo”, asegura Ana Guzmán, máxima responsable de Aberdeen Asset Management Iberia. ”A nivel profesional, como gestores de fondos, las decisiones son más o menos las mismas, aunque ellos tienden a hacer más trading [negociación con el fin de generar ganancias rápidas], no usan tantos derivados como nosotras, que procuramos mermar la volatilidad cubriéndonos con ellos o con valores con un sesgo a más largo plazo, que son más defensivos. Huimos de los valores burbuja. Y evitamos ponernos cortas para minorar la volatilidad”, añade.

Porque para Guzmán, el estilo de gestión a largo plazo es el que funciona, como demuestra uno de los mayores inversores del planeta, Warren Buffett, de quien se dice que invierte como una mujer.

“Las mujeres son aversas al riesgo, mientras que los hombres son proclives a él. Por eso ante una situación de incertidumbre, como es la que vivimos ahora, la neurociencia dice que las sustancias que segrega el cerebro hacen que nos pongamos en modo alerta o en modo huida, que son las respuestas masculina y femenina ante un mismo hecho”, sostiene Reyes Calderón, consejera independiente de Banco Popular. A su juicio, “no es que seamos más conservadoras, sino que calibramos mejor el riesgo. Nosotras, una vez que vemos grandes riesgos, somos más prudentes porque nos dan miedo. Por eso pedimos la cantidad de dinero que necesitamos cuando firmamos un préstamo, mientras que ellos piden el 30% más. Y devolvemos el 90% de los créditos, mientras que ellos devuelven menos”, apunta Calderón.

Esta mayor prudencia queda reflejada en un estudio que aborda actualmente la Universidad Pompeu Fabra y que concluye que los préstamos hipotecarios concedidos por mujeres tienen una tasa de morosidad dos puntos porcentuales más baja que la de los concedidos por varones. José García Montalvo, profesor de Economía del centro y artífice de la investigación, considera que la razón de esta distinción es la misma que se observa en cualquier inversión, en la que el sobreoptimismo o sobreconfianza del hombre le lleva a la equivocación, como en la Bolsa, dice, donde las mujeres realizan menos transacciones pero ganan más dinero, añade.

Y debido a ello, los varones se saltan constantemente los sistemas de scoring bancario (de medición de riesgos) cuando otorgan créditos en tanto que ellas lo hacen menos. En crisis y en bonanza, asegura el profesor, la recuperación de las hipotecas concedidas por féminas es superior. “La forma de gestionar es muy diferente. Quizás si hubiera habido más mujeres tomando decisiones financieras antes de la crisis no habríamos visto las barbaridades que hemos visto”, opina García Montalvo.

“Aunque sus decisiones tienden a converger, la diferencia más grande entre el hombre y la mujer es que ella pregunta más. Necesita entender el riesgo antes de asumirlo”, opina Sonsoles Santamaría, directora general de Tressis, donde cuatro de cada diez clientes son femeninos. Santamaría añade que otra de las distinciones es que a ellas les interesan más los productos con vistas al futuro, “la previsión y la jubilación”, en tanto que ellos preguntan más “por los productos más novedosos del mercado”. En cualquier caso, la responsable de Tressis se queja de que los españoles, independientemente del género, “dedican mucho más tiempo a pensar dónde van de vacaciones que a pensar cómo invertir sus ahorros”.

“Las diferencias que hallamos entre hombres y mujeres a la hora de invertir son más relevantes en los seguros, donde ellos contratan más, fundamentalmente pólizas de automóvil”, indica Blanca Montero, subdirectora general de Banco Sadadell. “Pero los seguros de salud o del hogar son femeninos”. A lo que Gema Reig, directora de marketing de Direct Seguros apunta: “Las mujeres somos las grandes decisoras de la compra de un seguro. Aunque luego, en muchas ocasiones, lo pongamos a nombre del marido”. La directiva agrega que su compañía percibe un mayor rigor a la hora de contratar por parte de sus clientas, ya que miran más ofertas y sopesan la decisión.

Respecto a otros productos financieros, Montero indica que las mujeres tienen más libretas de ahorro, al ser un producto tradicionalmente conservador, y también consumen en mayor proporción a través de tarjetas de débito.

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