7 fotos

Unas cuevas ilegales de más de dos kilómetros y 30 millones de euros

El nuevo equipo de Gobierno de Navalcarnero denuncia la excavación sin permisos ni estudios de las galerías. La Comunidad de Madrid no garantiza la seguridad

14 jul 2015 - 09:02CEST

Detalle de una de las pinturas de Alberto Pirrongelli, reconocido especialista del trampantojo y 'pintor de cámara' del exalcalde Baltasar Santos (PP), que ha gobernado Navalcarnero los últimos 20 años.Bernardo Pérez

Una de las bifurcaciones de las cuevas del Concejo. La justicia ordenó la paralización de las obras en 2011. El exalcalde, Baltasar Santos (PP), siguió con las obras hasta días antes de ceder la alcaldía a José Luis Adell (PSOE).Bernardo Pérez

Sala con decenas de los motes de las distintas familias de Navalcarnero. Los apelativos están dibujados sobre azulejos, sobre un mirador que da a uno de los tres niveles de las cuevas. La humedad, en parte debido a la ventilación insuficiente, se aprecia sobre el material.Bernardo Pérez

Otro detalle de los 2,5 kilómetros de galerías de reciente creación -su antigüedad es como mucho de 2004, mientras que en el anterior equipo de Gobierno las sitúa en 1750- que recorren el subsuelo de la plaza principal de Navalcarnero.Bernardo Pérez

Citas de proverbios y refranes españoles y de otras regiones y culturas del mundo (chinos, árabes, judíos, iraníes, de América Latina) se suceden por los túneles de las cuevas del Concejo.Bernardo Pérez

La construcción de las cuevas no ha contado con una partida específica del presupuesto de Navalcarnero, prorrogado desde 2008. La deuda municipal asciende ya a 199 millones de euros. El exalcalde, Baltasar Santos, está imputado en tres procesos por su gestión.Bernardo Pérez

Las pinturas en las bóvedas de uno de los ramales de las cuevas de Navalcarnero se están deteriorando por la humedad y otros problemas, como la cimentación. La red de galerías se ha construido sin permisos ni estudios previos. Su responsable no es un arquitecto ni ingeniero, sino el fontanero municipal a las órdenes de Baltasar Santos.Bernardo Pérez