Cartas al director

La hora de Greenwich

Cada año, coincidiendo con las fechas del cambio oficial de la hora en cumplimiento de la normativa europea, se plantea el debate del horario oficial en España, de la conveniencia o no de regresar oficialmente a nuestra hora natural según nuestra situación geográfica.

Guste o no, nuestras relaciones de todo tipo —políticas, comerciales, sociales— se realizan principalmente con los países que pertenecen al Central European Time (CET): Francia, Alemania, Italia y Marruecos, entre otros, con los que actualmente coincidimos en horario. Las empresas y las personas funcionan con nuestro mismo...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Cada año, coincidiendo con las fechas del cambio oficial de la hora en cumplimiento de la normativa europea, se plantea el debate del horario oficial en España, de la conveniencia o no de regresar oficialmente a nuestra hora natural según nuestra situación geográfica.

Guste o no, nuestras relaciones de todo tipo —políticas, comerciales, sociales— se realizan principalmente con los países que pertenecen al Central European Time (CET): Francia, Alemania, Italia y Marruecos, entre otros, con los que actualmente coincidimos en horario. Las empresas y las personas funcionan con nuestro mismo horario.

Ahora bien, cualquier peninsular que haya vivido en Reino Unido, en Portugal o en Canarias, sabe por experiencia que hay dos horas conflictivas cada día, dos horas casi perdidas para ese tipo de contactos: por la mañana porque la actividad comienza una hora más tarde que en el continente, y por la tarde porque el continente termina una hora antes.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Actualmente España, desde hace ya muchos años, comparte hora oficial con el continente y eso facilita mucho todo tipo de contactos con los países de nuestro entorno, con un horario al que la población española está perfectamente adaptada. Un retorno al horario geográfico nos apartaría del horario de nuestros principales vecinos, aunque nos aproximaría a Reino Unido y Portugal.

¿Compensa realmente siquiera el plantearlo? Creo que no.— Jesús Mallol.

Archivado En