Los hombres que odian a las mujeres

Frialdad, indiferencia, absoluta falta de empatía, ingentes dosis de inmoralidad pública de un ministro alejado por completo de la realidad cotidiana y el sufrimiento ajeno.

Quiso la casualidad que el juicio de la capitán Zaida Cantera coincidiera con mi estancia en el Ministerio de Defensa. Por dicho motivo, me hallaba entre el limitado grupo de estudiantes en prácticas que por aquel entonces acudimos a la vista oral para presenciar sus declaraciones, sin imaginar que más de dos años después el caso alcanzaría esta proyección en los medios.

Todavía recuerdo su voz temblorosa y e...

Frialdad, indiferencia, absoluta falta de empatía, ingentes dosis de inmoralidad pública de un ministro alejado por completo de la realidad cotidiana y el sufrimiento ajeno.

Quiso la casualidad que el juicio de la capitán Zaida Cantera coincidiera con mi estancia en el Ministerio de Defensa. Por dicho motivo, me hallaba entre el limitado grupo de estudiantes en prácticas que por aquel entonces acudimos a la vista oral para presenciar sus declaraciones, sin imaginar que más de dos años después el caso alcanzaría esta proyección en los medios.

Todavía recuerdo su voz temblorosa y entrecortada, el gesto de tristeza, la conmoción y las lágrimas de un hombre que se situaba entre los oyentes y no podía evitar las lágrimas al escuchar el relato del trato degradante y el acoso que había sufrido su hija. Me pregunto cómo se sentiría el señor Morenés si una mujer de su familia sufriera una situación similar, y viera su estabilidad psicológica y su prometedora carrera profesional exterminada por el mero hecho de haberse cruzado con un impresentable misógino, por un hombre de esos que odian a las mujeres.— Claudia Rodríguez Álvarez.