Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí

Trueque como alternativa

Por Maribel Peragón, de ConSuma Colaboración

Cuando echamos una ojeada a nuestra casa y trastero, nos podemos hacer una rápida idea de todo lo que no utilizamos, y que nos está ocupando espacio innecesariamente, además de estar lleno de polvo... Seguro que muchas veces pensamos lo bien que nos vendría un dinerito extra, o ése espacio para ocupar con tus nuevos hobbies.

Después de un par de mudanzas a la espalda, te hartas de ir acumulando trastos en cajas y más cajas. A veces no quieres tirarlo por el valor sentimental que acumulan, y otras, porque está tan nuevo que te da lástima que no se haya aprovechado lo suficiente. Como sea acabamos acumulando cosas que, por muy útiles que sean, no llegamos a utilizar.

Terminas por fin con el ir y venir de bultos de la mudanza, y ahora llega el turno de montar la casa: cortinas, estanterías, lámparas… Necesitas bastantes herramientas que vas a usar una o dos veces a lo sumo. ¿Realmente es imprescindible que cada vivienda se compre una taladradora? ¿no sería mejor para las familias compartirlo, y a la vez aportar algo que pueda ayudar a otro vecino? El ahorro en la economía doméstica es notable si pensamos en compartir.

Si a éso le sumas una responsabilidad moral respecto con el planeta, y partiendo de la base en que en esta vida nos sobra de todo menos tiempo, empecé a darle vueltas a la cabeza a la idea de crear un portal web dónde compartir y reutilizar los recursos que tenemos acumulados y olvidados con otros personas, fomentando el retorno a algo tan básico y antiguo como es el TRUEQUE, a parte de la ya habitual compra-venta de productos. De esta forma, no es indispensable que un particular disponga de efectivo, sino que puede ofertar cualquier otro artículo al vendedor que resulte igual de atractivo para el comprador. Siempre, acordándolo entre ambas partes. Y así, nació ConSuma Colaboración.

El trueque de artículos, servicios y conocimientos, fomenta la generosidad entre desconocidos a través de las redes sociales, convirtiéndolo en una herramienta fundamental anticrisis. Es empezar a formar parte de la nueva tendencia económica conocida como “Consumo Colaborativo”, donde se impulsa la prestación, el intercambio, el alquiler o donación de artículos y servicios a través de las nuevas tecnologías, fundamentadas en la confianza y reputación de los usuarios. Creo que es nuestro deber como individuos subirnos al tren del despertar colectivo en esta nueva economía, y re-educarnos en una nueva forma de consumo diferente a la que estamos llevando hasta ahora, donde estamos agotando los recursos a todos los niveles.

¿Cómo funciona?

Pongamos un ejemplo. Una familia puede tener almacenado el carrito de bebé porque su hijo ya ha crecido y sube el artículo a la plataforma de ConSuma Colaboración. Puede truequearlo con otro particular al que le haga falta y, o bien acuerdan un precio, o se lo cambia por ejemplo, por una bici con ruedines acorde ya con la edad del pequeño. Las dos partes implicadas en el intercambio salen ganando sin necesidad de una transacción económica.

Lo mismo con los vestidos de fiesta. Cuestan una pasta y nos los ponemos cuatro o cinco veces a lo sumo, porque “no está bien visto repetir vestido en eventos de ése tipo” A nuestro entender y filosofía, un concepto absolutamente ridículo. ¿Cuántas veces no nos hemos intercambiado prendas con herman@s y amig@s? Al fin y al cabo, la sensación de estrenar está ahí, aunque sea reciclado. Doble gusto.

Y así con montones cosas que tenemos en casa guardadas y que podrían disfrutar de una nueva vida.

Mediante el trueque conseguimos reducir la emisión de residuos por la falta de uso de productos almacenados en nuestras casas que irían sin remedio a la basura, y que de esta forma pueden ser disfrutados por otras personas, las cuales a su vez, pueden ofrecer otros objetos que tengan infrautilizados.

Al mismo tiempo, conseguimos entre todos disminuir la demanda excedida de artículos nuevos, con la cantidad de recursos naturales que conlleva y sus correspondientes procesos de elaboración y contaminación. Así que además de ser bueno para ti, para tu economía doméstica, también lo es para una mejor sostenibilidad ambiental.

Así que ya sabes: ¡no lo tires! truequea, recicla y colabora con el planeta.

Foto de portada cedida por ConSuma Colaboración

Comentarios

Muy bien! El trueque fue una de las formas que adoptaron los habitantes de países en default, como fue el caso de Argentina en el 2001/2002 y ayudó a multitud de personas. Sería positivo que tanto en grandes urbes como pequeñas se permitiera instalar algo así como ferias de trueque a fin de que las personas interesadas se encuentren en ese sitio. Mucho optimismo y a seguir adelante con buenas propuestas!
Al final solo nos va a quedar el trueque para sobrevivir.
En algunas zonas de España, perdidas en la sierra y que a menudo se quedaban aisladas, hace años aún se realizaba el trueque entre sus gentes, cuando me enteré me quedé pasmada, no me lo imaginaba.
Mejor que "truequear", ¿no sería "trocar"..? ;)
Una interesante alternativa de "supervivencia". Esta forma de vida nos puede resultar lejana y/o difícil, pero no imposible. ¿Por qué no intentarlo al menos...?

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