Cartas al director

Palabras del Papa

El papa Francisco ha patinado. Aquel que quiso modernizar la religión católica no dudó desde el principio en intentar acercarse al público, ganarse la simpatía popular como pocos predecesores supieron hacer. Y lo venía consiguiendo... Hasta hace pocos días. Su crítica al atentado al semanario Charlie Hebdo puede parecer a priori un gesto de buena voluntad para con los musulmanes que se sienten ofendidos por las caricaturas del profeta, pero en realidad se trata de un ataque directo a la libertad de expresión.

Pongamos que alguien aún considera a Thor como dios de diose...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El papa Francisco ha patinado. Aquel que quiso modernizar la religión católica no dudó desde el principio en intentar acercarse al público, ganarse la simpatía popular como pocos predecesores supieron hacer. Y lo venía consiguiendo... Hasta hace pocos días. Su crítica al atentado al semanario Charlie Hebdo puede parecer a priori un gesto de buena voluntad para con los musulmanes que se sienten ofendidos por las caricaturas del profeta, pero en realidad se trata de un ataque directo a la libertad de expresión.

Pongamos que alguien aún considera a Thor como dios de dioses. ¿También tendremos que abstenernos de bromear sobre él? ¿Y si alguien cree en un gusano gigante creador del universo? Pues el Papa tiene fe en algo en lo que yo no. Lo siento por no coincidir con él, pero su reacción no debería ser pegarme un puñetazo. Pero claro, hay gente que solo tiene una mejilla.— Gerardo Roldán Márquez. Sevilla.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Si no me equivoco, el Papa estaba hablando de los límites de la libertad de expresión, en concreto el de respetar las creencias religiosas, cuando dijo algo así: “Si mi acompañante (no recuerdo el nombre) insulta a mi madre se lleva un puñetazo”. Algunos lo han juzgado inoportuno. A mí me pareció una frase oportuna y muy inteligente. Entiendo que era una metáfora: con la palabra “madre” se refería a cualquier religión (los católicos llaman “Madre” a su Iglesia). “Dar un puñetazo” significa que es lógico que el creyente se sienta ofendido. Con “mi acompañante” (no recuerdo el nombre) se refiere a que el puñetazo se lo merecía tanto un amigo como un desconocido. El Papa defendía a los creyentes, no a los terroristas. Algunos acuden a escritores satíricos para justificar una libertad sin límites. A mí la actitud del Papa me recordó precisamente al satírico Quevedo: “No he de callar por más que con el dedo...”. Con una diferencia: el Papa es menos solemne.

Las brutalidades que están ocurriendo en África y Asia apoyándose, quizá hipócritamente, en las famosas caricaturas, y los extremismos islamofóbicos en Europa, me parecen una prueba de que nosotros tal vez seamos los peores custodios de “nuestros valores”. Y esto lo digo yo, no el Papa.— Ignacio Rodríguez. A Coruña.

Archivado En