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Los rebusqueros de la uva

La Junta de Extremadura paraliza el rebusco, una práctica alegal que consiste en recolectar los restos de la cosecha

Las uvas de rebusca recogidas por los jornaleros, en un viñedo cercano a la Carretera del Arroyo, en Almendralejo (Badajoz).Julián Rojas
Juan Antonio Merino posa en la puerta de su chatarrería, en Almendralejo, donde también compra el rebusco de uva y aceituna. A principios de octubre, antes de que la Junta de Extremadura paralizara esta práctica, este hombre pagaba a siete céntimos el kilo de uva y lo revendía a nueve, según asegura.Julián Rojas
Aurelio, un rebusquero de origen rumano, prueba los frutos de un racimo de uva. Pedro Naharro, alias 'El Rifa', con gorra roja, bromea con su compañero.Julián Rojas
Un grupo de rebusqueros de Almendralejo se reúne en El Ribereño, en el puesto de compra de "chatarra, metales, uva y aceituna" de Juan Antonio Merino, con camiseta negra de tirantes.Julián Rojas
Los rebusqueros cuentan que, con esta práctica, pueden sacarse entre 30 y 40 euros al día en las casi cuatro semanas que dura el rebusco de uva y a lo largo de los tres meses del de la aceituna.Julián Rojas
Aurelio y Floril, dos rebusqueros rumanos, detallan cómo tiraron a una parcela más de 1.000 kilos de uva que no pudieron vender al cerrar las autoridades los puestos. En la imagen, muestran parte de la mercancía que queda allí: "Gran parte se lo ha llevado la gente a casa para hacer mosto".Julián Rojas
El año pasado, según las estimaciones de Asaja, se recogieron de esta forma en la comarca 11 millones de kilos de uva de rebusco: "Cantidad que se puso en el mercado sin controles sanitarios, poniendo en riesgo a todo el sector. Porque si hay un problema después con el producto, todos los agricultores de la zona sufrirán las consecuencias", denuncia el colectivo.Julián Rojas
"Es una decisión política". Cuatro palabras le bastan a José Martínez, en la imagen, para resumir la parálisis del rebusco en Tierra de Barros. De 56 años y vecino de Villafranca, responsabiliza directamente a la Junta de Extremadura. “Como por ley no pueden impedirlo, han decidido atacar a los compradores”, repite sin tapujos el hombre, casado y con dos hijos, que con 10 años empezó a recolectar lo que los grandes propietarios desechaban. Igual que hubiera hecho ahora: “Pero ahora me quedo unos 20 días sin ingresos”.Julián Rojas
Juan Luis Díaz posa en la puerta de su negocio de compra de rebusco, localizado en Villafranca de los Barros. El hombre relata cómo el 7 de octubre se plantaron agentes de la Guardia Civil e inspectores de Sanidad en su puesto. Más de 10.000 kilos le requisaron para "tirarlos a los cochinos".Julián Rojas
"Cogemos solo lo que los dueños no quieren y ese dinero es un alivio cuando no cobras nada", argumenta un grupo de rebusqueros. "Es dinero que viene bien para lo básico, como pagar la luz", asevera 'El Rifa', el mayor de seis hermanos, que aprendió de su padre todo lo que sabe del campo.Julián Rojas
Una bodega de vino de Tierra de Barros. Estas compran a los intermediarios la uva de rebusco para, entre otros fines, producir vino. A una de ellas, Sanidad le inmovilizó más de 90.000 litros durante la operación desarrollada en octubre.Julián Rojas
Juan Viera, portavoz de la Asociación de la Defensa de lo Público, que ha hecho bandera de este conflicto, insiste en que "no existe un problema sanitario, ni de robos". "El ataque al rebusco responde a las presiones de los grandes propietarios agrícolas, que quieren mano de obra barata”. El representante del colectivo detalla esta tesis: los dueños de las fincas impiden el rebusco; así que a los trabajadores, que podían sacarse hasta 40 euros diarios con dicha práctica, solo les queda aceptar el empleo que ofrecen los propietarios durante la época en que no se cosecha; y, como los patronos no tienen ahora que superar la cantidad anterior, pueden pagar salarios más bajos.Julián Rojas