¿Una cuestión de prioridades?
Tras haber tenido la oportunidad de visitar Dinamarca y comprobar cómo una sociedad se vuelca en la promoción de la educación y la cultura, vuelvo a España con una sensación de desánimo. Mientras que allí se ofrecen másteres y cursos de idiomas gratis, en España se reducen las ayudas públicas en la enseñanza universitaria. Este problema es especialmente grave en el ámbito del posgrado y la formación del profesorado universitario, donde se han reducido el número y la cuantía de las becas y contratos de investigación. Actualmente, dado el reducido número de ayudas, la única forma de financiar lo...
Tras haber tenido la oportunidad de visitar Dinamarca y comprobar cómo una sociedad se vuelca en la promoción de la educación y la cultura, vuelvo a España con una sensación de desánimo. Mientras que allí se ofrecen másteres y cursos de idiomas gratis, en España se reducen las ayudas públicas en la enseñanza universitaria. Este problema es especialmente grave en el ámbito del posgrado y la formación del profesorado universitario, donde se han reducido el número y la cuantía de las becas y contratos de investigación. Actualmente, dado el reducido número de ayudas, la única forma de financiar los estudios de doctorado es a través de proyectos de investigación, los cuales tienen unos exigentes requisitos de acceso. La cuestión se agrava aún más en el área de humanidades y ciencias sociales, donde las posibilidades disminuyen considerablemente.
De este modo, la universidad, creadora y promotora de la innovación, se debilita. El camino hacia el progreso requiere del fomento de la formación y la capacitación científica de los jóvenes investigadores. Limitar el motor de la investigación supone una merma del pensamiento crítico necesario para avanzar en el desarrollo científico. ¿Acaso este desarrollo científico no es también un método para salir de la crisis? ¿Es sólo una cuestión de prioridades?— Laura Íñigo Álvarez.