Algo no está bien
Acabo de salir de la reunión de inicio de curso de la clase de mi hija, de cinco años. La semana pasada empezó primero de primaria en un colegio público de la Comunidad de Madrid. Este año le “afecta” la nueva reforma educativa.
No me importa cómo estaban las cosas antes, ni quién ni por qué ha hecho los cambios. Me importa que en el primer curso de la enseñanza obligatoria de nuestro país, definido en la Constitución como Estado aconfesional, los niños de cinco y seis años tienen las mismas horas semanales de Educación Física, Ciencias Sociales o Ciencias Naturales que de Religión (Rel...
Acabo de salir de la reunión de inicio de curso de la clase de mi hija, de cinco años. La semana pasada empezó primero de primaria en un colegio público de la Comunidad de Madrid. Este año le “afecta” la nueva reforma educativa.
No me importa cómo estaban las cosas antes, ni quién ni por qué ha hecho los cambios. Me importa que en el primer curso de la enseñanza obligatoria de nuestro país, definido en la Constitución como Estado aconfesional, los niños de cinco y seis años tienen las mismas horas semanales de Educación Física, Ciencias Sociales o Ciencias Naturales que de Religión (Religión Católica porque no se oferta otra). En el caso de mi hija, que no asiste a clase de Religión, esa hora y media semanal recibirá clase de Valores Sociales y Cívicos. De Educación Plástica, sin embargo, solo dará 45 minutos semanales. Creo que estos datos deberían hacernos pensar.— María Murga.