Cartas al director

Las dos orillas del Mediterráneo

Al Sur, en la otra orilla de nuestro mar, cuna de culturas y civilizaciones, malviven esperando la oportunidad de escapar los que huyen de la miseria, las dictaduras, guerras civiles y tribales, ébola e islamismo radical en auge. Buscando un futuro más digno, no dudan en jugarse la vida para cambiar de orilla.

Los países europeos fueron hace siglos a conquistar y repartirse el continente africano. Durante mucho tiempo lo esquilmaron, y en la segunda mitad del siglo XX empezaron a abandonarlo, dejándolo en manos casi siempre de dictaduras afines. El resultado es que África tiene unos des...

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Al Sur, en la otra orilla de nuestro mar, cuna de culturas y civilizaciones, malviven esperando la oportunidad de escapar los que huyen de la miseria, las dictaduras, guerras civiles y tribales, ébola e islamismo radical en auge. Buscando un futuro más digno, no dudan en jugarse la vida para cambiar de orilla.

Los países europeos fueron hace siglos a conquistar y repartirse el continente africano. Durante mucho tiempo lo esquilmaron, y en la segunda mitad del siglo XX empezaron a abandonarlo, dejándolo en manos casi siempre de dictaduras afines. El resultado es que África tiene unos desequilibrios estructurales, económicos y sociales que han desembocado en esta avalancha de seres humanos huyendo de la perenne pobreza. Por supuesto Europa, y sobre todo Suiza, recibe la custodia y administración de las grandes fortunas de estos dictadores que tienen al pueblo hambriento mientras ellos son apoyados por la metrópoli.

En vez de míseros donativos o mirar para otro lado, cada país debería asumir con esfuerzo económico la manera de contribuir con sus antiguas colonias para devolverles parte de lo recibido en su día, dándoles la ayuda material para conseguir niveles de industrialización como los de Extremo Oriente. Creo que es la única manera de evitar esta sangría de muertes y miseria en un continente noble.— Juan Afán Muñoz.

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