Cartas al director

Un Robin Williams particular

Tristemente hemos perdido a una persona como Robin Williams, alguien singular que ha conseguido hacernos reír en nuestros malos momentos y enternecer con papeles como el profesor de El club de los poetas muertos o Patch Adams. El cine es el gran medio de comunicación mundial, y Robin era uno de sus muchos presentadores. Era el cómico que todos querríamos tener casa porque simplemente verle era motivo de alzar una sonrisa. El cine siempre se ha utilizado para lanzar un mensaje subliminal, así Luis García Berlanga se burló del régimen franquista cogiendo uno de sus típicos esló...

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Tristemente hemos perdido a una persona como Robin Williams, alguien singular que ha conseguido hacernos reír en nuestros malos momentos y enternecer con papeles como el profesor de El club de los poetas muertos o Patch Adams. El cine es el gran medio de comunicación mundial, y Robin era uno de sus muchos presentadores. Era el cómico que todos querríamos tener casa porque simplemente verle era motivo de alzar una sonrisa. El cine siempre se ha utilizado para lanzar un mensaje subliminal, así Luis García Berlanga se burló del régimen franquista cogiendo uno de sus típicos eslóganes en Plácido y Robert Zemeckis ridiculizó de la mano de Tom Hanks el sueño americano en Forrest Gump. En la mayoría de sus papeles, Robin Williams nos inspiró amor y justicia, así nos dejó el Good Morning, Vietnam, tras haber visto cruda realidad en Apocalypse Now, o nos mostró ese crecidito Peter Pan en el Hook de Spielberg después de que Disney nos hubiese encantado con ese niño que no crecía. Ahora en nuestro salón, viendo cualquiera de sus películas, podemos disfrutar de nuestro Robin Williams particular.— Patricio Alvargonzález Royo-Villanova.

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