Cartas al director

Seguridad abusiva

Esta carta es para manifestar mi protesta por el abusivo y exagerado dispositivo de seguridad establecido por la Delegación del Gobierno de Madrid con motivo de la proclamación del rey Felipe VI. Madrid era una auténtica cárcel al aire libre en la que era muy difícil moverse, no ya en coche sino andando. Durante la celebración del evento, la capital estaba cortada en dos, sin posibilidad de pasar de una a otra zona de la ciudad. Había quedado con un amigo en el centro y no he podido cruzar la Gran Vía hasta media hora después de que el nuevo Rey llegara al Palacio de Oriente. Las estaciones de...

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Esta carta es para manifestar mi protesta por el abusivo y exagerado dispositivo de seguridad establecido por la Delegación del Gobierno de Madrid con motivo de la proclamación del rey Felipe VI. Madrid era una auténtica cárcel al aire libre en la que era muy difícil moverse, no ya en coche sino andando. Durante la celebración del evento, la capital estaba cortada en dos, sin posibilidad de pasar de una a otra zona de la ciudad. Había quedado con un amigo en el centro y no he podido cruzar la Gran Vía hasta media hora después de que el nuevo Rey llegara al Palacio de Oriente. Las estaciones del metro de Sol, Gran Vía, Santo Domingo, Callao y los pasos subterráneos de Gran Vía estaban cerrados a cal y canto. La calle tomada por centenares de policías de todos los colores y militares con y sin graduación. La Puerta del Sol, a eso de las dos de la tarde aún permanecía tomada en su mayor parte por la policía y otros cuerpos, no dejando para los peatones más que un estrecho pasillo. Tampoco el metro había abierto aún.

Mientras tanto, tres helicópteros han estado volando a un tiempo desde muy temprano. La policía pedía la documentación y cacheaba a cualquiera que pasara por la calle de Fuencarral. No hacía falta llevar ningún tipo de signo externo ni “aspecto sospechoso”. También me parece indignante que los agentes tomaran nota de las banderas tricolores instaladas en los balcones. Esos ciudadanos estaban ejerciendo un derecho constitucional, el de la libre expresión de las ideas. Un completo abuso.— Francisco Javier de las Heras Molinos.

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