Columna

Valor y precio

El Atleti ha hecho una temporada tan grandiosa que ni siquiera haber perdido la Liga habría restado un ápice de su grandeza

Porque a veces el destino es justo, y la justicia de los poetas se cumple en la realidad. Porque a veces no ganan los de siempre, y el dinero no compra la felicidad, y la unión hace la fuerza, y la fe mueve montañas, y creer es poder, y el esfuerzo merece su recompensa, y resulta que sí, que de verdad se puede. A veces, las palabras bellas no son palabras huecas. A veces, las buenas intenciones representan mucho más que frases hechas, moralejas de cuentos simples, concebidos para apaciguar a los niños y a los adultos desdichados. Entonces, David vuelve a tumbar a Goliat de una pedrada y unos v...

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Porque a veces el destino es justo, y la justicia de los poetas se cumple en la realidad. Porque a veces no ganan los de siempre, y el dinero no compra la felicidad, y la unión hace la fuerza, y la fe mueve montañas, y creer es poder, y el esfuerzo merece su recompensa, y resulta que sí, que de verdad se puede. A veces, las palabras bellas no son palabras huecas. A veces, las buenas intenciones representan mucho más que frases hechas, moralejas de cuentos simples, concebidos para apaciguar a los niños y a los adultos desdichados. Entonces, David vuelve a tumbar a Goliat de una pedrada y unos viejos versos de Antonio Machado, todo necio / confunde valor y precio, resplandecen en un cielo limpio y tierno, tan flamante como si acabara de nacer.

Saber perder es mucho más difícil que saber ganar. Por eso, el triunfo de los que han perdido mucho es un tesoro más dulce, más intenso, más heroico y duradero que cualquier otro. La tenacidad, la lealtad, la perseverancia, la fortaleza imprescindible para resistir la tentación de abandonar, de desertar, de unirse a la corriente del favorito, forja la voluntad, endurece la piel y acoraza el espíritu. Enseña a apreciar la diferencia entre el verbo ser y el verbo estar. Entre el verbo creer y el verbo comprar. Entre la razón y los sentimientos. Entre la arrogancia y el orgullo legítimo. Y, sobre todo, entre el valor y el precio. Yo lo sé porque mi corazón, que es rojo, es también rojiblanco.

Habéis hecho una temporada tan grandiosa que ni siquiera haber perdido la Liga habría restado un ápice de vuestra grandeza. Pero no sólo la habéis ganado, sino que lo habéis hecho a nuestra manera, derrochando coraje y corazón. Vuestro valor no tiene precio, porque no hay dinero en el mundo para comprar esta felicidad. Por eso, siempre, para siempre, gracias, Cholo. Gracias, chicos. ¡Aúpa Atleti!

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