Cartas al director

Badajoz celebra la diversidad sexual

Se aproxima la tercera edición de los “Palomos Cojos”, una celebración de la diversidad sexual, la demostración de que Extremadura es muy gayfriendly, en oposición a las homófobas palabras del ya exalcalde Miguel A. Celdrán.

Fiesta, música, calles abarrotadas de gente que acepta cualquier condición sexual, la bandera del arcoiris ondeando por doquier. Puedes vestirte con taparrabos y plumas si te apetece, ¡no importa! ¡Es la fiesta de los “Palomos Cojos”! Eso sí, al día siguiente procura volver a la “normalidad”.

Si vas de la mano con tu pareja y es de tu mismo sexo, aco...

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Se aproxima la tercera edición de los “Palomos Cojos”, una celebración de la diversidad sexual, la demostración de que Extremadura es muy gayfriendly, en oposición a las homófobas palabras del ya exalcalde Miguel A. Celdrán.

Fiesta, música, calles abarrotadas de gente que acepta cualquier condición sexual, la bandera del arcoiris ondeando por doquier. Puedes vestirte con taparrabos y plumas si te apetece, ¡no importa! ¡Es la fiesta de los “Palomos Cojos”! Eso sí, al día siguiente procura volver a la “normalidad”.

Si vas de la mano con tu pareja y es de tu mismo sexo, acostúmbrate a que el 99% de esa población pacense que el día anterior estaba de celebración ahora no pueda controlar su mirada hacia vuestras manos entrelazadas con curiosas expresiones en sus caras; muchos padres que paseaban con sus hijos entre arcoiris seguramente disimularán diciendo “son amigos, son amigos” si te das un beso delante de sus inocentes ojos; también es posible que en el mismo bar, ya sin la decoración tan colorista, no sean tan amables si haces manitas mientras tomas un café en sus mesas; o ese taxista feliz por no parar en todo el día, ya cansado y malhumorado, diga en voz alta “maricones...” al alejarte de su coche de la mano, como cualquier otra pareja.

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Y podría seguir. He vivido muchas más anécdotas de ese tipo, en 24 años que tengo (y muchos menos “fuera del armario”). Aprovechemos esas horas, pues, para disfrutar del lado bueno (si se puede llamar así) de la hipocresía de una sociedad que cambia de un día para otro... O no.— Carlos Rivero Moreno.

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