Cartas al director

Eurovisión, ¿un mensaje de tolerancia?

Conchita Wurst acaba de ganar el festival de Eurovisión. Un hombre vestido de mujer con una tupida barba para que no quepa duda de su género. Homosexual, orgulloso de serlo y con un mensaje de tolerancia que transmitir. Y Eurovisión es una plataforma perfecta para hacer llegar mensajes de amor, paz o cualquier otro valor encomiable que nos haga mejores personas y ciudadanos.

Pero observando a los participantes más sonados de las últimas ediciones de Eurovisión (Conchita Wurst, Lordi o el patrio Chikilicuatre) cabe pensar si estamos ante una plataforma para transmitir un mensaje o si hay...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Conchita Wurst acaba de ganar el festival de Eurovisión. Un hombre vestido de mujer con una tupida barba para que no quepa duda de su género. Homosexual, orgulloso de serlo y con un mensaje de tolerancia que transmitir. Y Eurovisión es una plataforma perfecta para hacer llegar mensajes de amor, paz o cualquier otro valor encomiable que nos haga mejores personas y ciudadanos.

Pero observando a los participantes más sonados de las últimas ediciones de Eurovisión (Conchita Wurst, Lordi o el patrio Chikilicuatre) cabe pensar si estamos ante una plataforma para transmitir un mensaje o si hay que ser diferente, polémico y lo más extravagante posible para tener la mínima opción de ganar. En tal caso, si el personaje, el disfraz y la historia del participante forman parte de una campaña de marketing para hacerle ganador, el mensaje pierde el sentido convirtiéndose en una burla, y la plataforma pierde la capacidad de transmitir valores convirtiéndose tan solo en un freak show al servicio del morbo de los telespectadores.

Homófobos y tolerantes se enfrentan hoy respecto a la participación y victoria de Conchita. A lo mejor ahora está en su casa riéndose de todos nosotros por haber picado el anzuelo.— Lorena de la Flor González.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En