Cartas al director

¿Qué camino tomamos?

El resultado claramente contrario a la petición del Parlamento catalán que reflejó el Congreso español el pasado 8 de abril evidenció las diferentes sensibilidades y aspiraciones de las dos Cámaras. ¿Qué conclusión y qué enseñanza extraemos al respecto? ¿Qué debemos hacer si una gran mayoría de los diputados en Madrid piensa de manera diferente que una gran mayoría de los parlamentarios con sede en Barcelona?

No sé con exactitud lo que pasa en el resto del Estado, pero en Cataluña crece día a día la sensación de que es más factible la independencia que una reforma de la Constitución esp...

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El resultado claramente contrario a la petición del Parlamento catalán que reflejó el Congreso español el pasado 8 de abril evidenció las diferentes sensibilidades y aspiraciones de las dos Cámaras. ¿Qué conclusión y qué enseñanza extraemos al respecto? ¿Qué debemos hacer si una gran mayoría de los diputados en Madrid piensa de manera diferente que una gran mayoría de los parlamentarios con sede en Barcelona?

No sé con exactitud lo que pasa en el resto del Estado, pero en Cataluña crece día a día la sensación de que es más factible la independencia que una reforma de la Constitución española con la que la mayor parte de los catalanes se sintieran cómodos y a gusto.

Lo primero lo consigue uno solo, lo segundo requiere buena voluntad y entendimiento entre las dos partes, pero mientras entre las dos partes haya opiniones tan dispares y, sobre todo, mientras una de las dos partes no esté dispuesta al diálogo, el problema no hará más que agrandarse, aumentando con ello el distanciamiento entre las dos sociedades.— Bernardo Ruiz Segura. El Prat de Llobregat, Barcelona.

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Miro a mi alrededor en mi casa y veo que la pasta dentífrica, el fuet, el coñac, la compañía eléctrica, etc., etc. son made in Cataluña. ¿No lo ven algunos políticos cortoplacistas?

¿Qué gerente de una empresa desprecia el 45% de lo que vende, que es lo que los catalanes venden en España de lo que producen? Porque aunque yo no quiero que ocurra, yo no compraré a un vendedor que me desprecie. Y lo digo con dolor, porque pasé cinco años en Cataluña, y aprendí a amarla de verdad cuando me fui de ella; cuando vi lo que había perdido. ¡Una verdadera pena!— Guillermo Merayo Bello. Ponferrada, León.

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