¿Polisaturados de tanta cocina?

"La cocina en 'prime time' no va a desaparecer, se convertirá en un clásico". Por el futuro de la humanidad, y sobre todo por el mío, espero que esa profecía se cumpla

MATT

Una pregunta me ronda la cabeza estos días: ¿nos estamos cansando de la cocina en la tele, en internet, en la prensa y en la radio? Es una preocupación rara, altruista y egoísta al mismo tiempo. Por un lado, temo que el mundo sea un lugar peor si, polisaturados de tanta receta, tiramos las sartenes por la ventana, decidimos echarnos al Burger King y acabamos mutando en Alaska y Mario después de probar esas patatas fritas alienígenas que anuncian. Por otro, me aterra que el desinterés me obligue a cambiar de tema en mi trabajo y escribir...

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Una pregunta me ronda la cabeza estos días: ¿nos estamos cansando de la cocina en la tele, en internet, en la prensa y en la radio? Es una preocupación rara, altruista y egoísta al mismo tiempo. Por un lado, temo que el mundo sea un lugar peor si, polisaturados de tanta receta, tiramos las sartenes por la ventana, decidimos echarnos al Burger King y acabamos mutando en Alaska y Mario después de probar esas patatas fritas alienígenas que anuncian. Por otro, me aterra que el desinterés me obligue a cambiar de tema en mi trabajo y escribir de enfermedades mortales, de terrorismo o, en el peor de los casos, de moda.

Mi inquietud obedece a ciertos signos propios del agotamiento. Por ejemplo, noto que la trigésimo séptima presentación de elBulli Foundation, la Bullipedia o cualquier otra Bullicosa a cargo de Ferran Adrià y Telefónica no tuvo el mismo impacto que la trigésimo sexta. Normal, dirán ustedes, lo que se repite tantas veces deja de ser noticia. Pues no, digo yo: el descubrimiento del genoma culinario, el hallazgo de la piedra Roseta de la gastronomía y la descodificación del ADN de la croqueta bien podrían abrir informativos, webs y periódicos cada día, dada su trascendental importancia. Además, siempre habrá flecos que nosotros, corticos que somos, no acabamos de entender, y que el visionario nos puede explicar en largos reportajes y eternas entrevistas.

Bajando a tierra, me sirve también como indicio lo de Deja sitio para el postre. El programa de Cuatro no termina de petarlo. Tampoco es que sus audiencias hayan sido una hecatombe, pero no se han acercado ni por asomo a las de Masterchef, Top chef o Pesadilla en la cocina. La quiebra definitiva de la empresa de Paco Torreblanca, su máxima autoridad repostera, acrecienta aún más la sensación de fiasco que rodea a este espacio, que no ha podido subirse a la ola de malenismo -fiebre por la pastelería cuqui- en la que vivimos.

¿Será que no divierte? ¿Que la gente no se identifica con los concursantes? ¿O simplemente que ya estamos un poco hasta la pepitilla de la uva de tanta cocina? El otro día trasladé esta última pregunta al mismísimo Alberto Chicote, y su respuesta me hizo sentir como un dueño de restaurante con cucarachas y ratas muertas en el lavavajillas: “Al decir 'tanta' dejas ver que para ti ya hay demasiada. La cocina en prime time no va a desaparecer, se convertirá en un clásico”. Por el futuro de la humanidad, y sobre todo por el mío, espero que su profecía se cumpla.

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