Prostitución y trata

Cada cierto tiempo surgen voces, algunas sin duda bien intencionadas, que reclaman la regularización del ejercicio de la prostitución con la finalidad, entre otras, de eliminar la trata de mujeres con fines de explotación sexual. Pero no debemos olvidar la experiencia de países como Alemania, donde está regularizada la prostitución pero no por ello ha desaparecido su práctica al margen de la ley ni, por desgracia, la trata de mujeres para su explotación sexual. La razón es, fundamentalmente, que la demanda de prostitución femenina es muy superior a la oferta existente en el país. Es decir, muy...

Cada cierto tiempo surgen voces, algunas sin duda bien intencionadas, que reclaman la regularización del ejercicio de la prostitución con la finalidad, entre otras, de eliminar la trata de mujeres con fines de explotación sexual. Pero no debemos olvidar la experiencia de países como Alemania, donde está regularizada la prostitución pero no por ello ha desaparecido su práctica al margen de la ley ni, por desgracia, la trata de mujeres para su explotación sexual. La razón es, fundamentalmente, que la demanda de prostitución femenina es muy superior a la oferta existente en el país. Es decir, muy pocas alemanas (por no decir ninguna) quieren dedicarse a este mal llamado “oficio”. Y es algo muy comprensible. Así las cosas, las mafias siguen necesitando traficar (comprar y vender) con mujeres procedentes de otros países, sobre todo de la Europa del Este y de países en vías de desarrollo. De ellas, la mayoría caen en esas redes por violencia, engaño o coacción, como la prensa nos cuenta cada cierto tiempo. El problema más grave es la existencia de redes de trata de personas (no solo mujeres, pero sí fundamentalmente mujeres) para su explotación sexual. Solo eliminando la demanda de prostitución es posible acabar con esta terrible realidad que mantiene esclavizadas a millones de personas en el mundo. La experiencia de los países del Norte de Europa de penalización de los clientes demuestra que es posible acabar con esta forma de violencia machista. La regularización solo beneficiaría a las mafias.— Encarna Carmona Cuenca.