Cómo cuatro catalanes llegaron al reino de Wes Anderson

Tras rodar videoclips de bandas como Phoenix, Keane o Scissor Sisters, la productora Canada ficha por el estudio de Roman Coppola para trabajar en el mercado estadounidense

Casi nada bueno suele salir de un diálogo que empieza por “tengo un cuñado que…”. A no ser que el que lo diga sea Thomas Mars, marido de Sofia Coppola y por tanto cuñado del cineasta nominado al Oscar Roman Coppola. Esta circunstancia, según se ha revelado esta semana, sería determinante en el camino de una productora catalana al reino del director de Los Tenenbaum.

Phoenix, la banda de Mars, rodó el pasado verano el videoclip de la canción Trying to be cool, con el español Nicolás Méndez y con Canada, que es la...

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Casi nada bueno suele salir de un diálogo que empieza por “tengo un cuñado que…”. A no ser que el que lo diga sea Thomas Mars, marido de Sofia Coppola y por tanto cuñado del cineasta nominado al Oscar Roman Coppola. Esta circunstancia, según se ha revelado esta semana, sería determinante en el camino de una productora catalana al reino del director de Los Tenenbaum.

Phoenix, la banda de Mars, rodó el pasado verano el videoclip de la canción Trying to be cool, con el español Nicolás Méndez y con Canada, que es la productora que estos catalanes han creado. En efecto, Mars se lo enseñó a Roman Coppola. A éste le encantó el estilo y la factura –se rodó con el grupo tocando en directo, algo nada común– y se puso en contacto con la empresa catalana para ver si querían fichar por su “pequeño despacho”.

Pequeño quizá, pero ese chiringuito de Roman, a la sazón Director’s Bureau, es también la casa que representa a Wes Anderson cuando rueda publicidad, al resto de Coppolas –Sofia y la emergente Gia–, a Patrick Daughters, que ha hecho vídeos muy imitados para The Shins, los Yeah Yeah Yeahas o Feist, y al fotógrafo The Selby en sus trabajos audiovisuales, entre muchos otros.

Hace unos 15 años, este colectivo con sede en Hollywood, actuó como nave nodriza de la edad de oro del videoclip. De ahí salieron algunos de los trabajos más memorables de la década, para Air (Playground Love, de Sofia Coppola y Kelly watch the stars, de Mike Mills), The Strokes (12:51, de Roman Coppola) o Fatboy Slim. Spike Jonze trabajaba aún bajo el paraguas de The Director’s Bureau –se divorció de la empresa al dejarlo con Sofia– cuando rodó el famoso vídeo de Praise You al estilo guerrilla, en el que el propio Jonze baila con una troupe de danza en un centro comercial hasta que un empleado apaga la música.

“Para nosotros también ha sido una decisión romántica. Si hubiésemos pensado solo con la cabeza en fichar con una agencia para hacer publicidad en Estados Unidos, quizá hubiéramos ido con otros”, explica Óscar Romagosa, el productor ejecutivo de Canada. Tanto él como los realizadores Nicolás Méndez, Lope Serrano y Erik Morales –Luis Cerveró, uno de los fundadores, dejó la agencia hace unos meses– crecieron y se formaron viendo esos vídeos en modo repeat.

La empresa, que nació en 2008, ya en plena crisis económica, también está a punto de firmar con otra importante agencia en Francia y se plantea poner un pie en el mercado británico. Desde hace unos meses, colaboran con directores como J.A. Bayona, que rodó para ellos un videoclip de Keane, y nutren una cantera de nuevos talentos como Marçal Forés, que ha rodado este clip para Fangoria, los Pensacola (suyo es este vídeo para los británicos Chvrches) o Virgili Jubero.

Mucho de lo que les está pasando, reconoce Romagosa, es culpa de El Guincho. Y de Carl Sagan , y de las chicas a las que les aprieta el sujetador, que tienen papeles fundamentales en el impactante vídeo de la canción Bombay. Lo rodó Méndez en 2010, justo cuando el mundo de la música, con Bjork y las revistas británicas a la cabeza, empezaba a enamorarse del músico canario. “Y fue un poco como en las películas. Colgarlo en Vimeo y empezar a sonar el teléfono”, confiesan. Entre los que llegaron a rebufo del Guincho estaban por ejemplo Scissor Sisters y Justice, que también encargaron vídeos. Además, hubo contactos que no llegaron a cuajar con Madonna, Beyoncé y Jack White. “La gente de Madonna nos llamó un domingo por la tarde y querían la propuesta para el lunes ¡No siempre llegas a todo! Y a Madonna no le vas a proponer cualquier cosa…”, explica el productor.

El vídeo de El Guincho dibujó también las bases de lo que algunos identifican con el estilo Canada: guiños al soft porn setentero y erotismo para hipsters. Esa es la etiqueta que les persigue y que incluso el dibujante Juanjo Saez parodió en su serie de dibujos de TV3 y TNT Arroz Pasado, en la que satiriza a la modernidad barcelonesa. En un capítulo de la segunda temporada, su protagonista, Xavi, visita las oficinas de la productora, que aparecen como una mezcla del Vice de los 2000 y de la gruta de Hugh Hefner en los 70, poblada por valkirias desnudas, en patines y chupando cosas. (En realidad, ocupan unas estilosas oficinas enmoquetadas en el barrio de Poble Nou y, que se sepa, empleados y empleadas mantienen la ropa puesta en horario laboral.) Ellos se toman con humor esa reputación que les identifica con un rollo salido arty: “Si se ríen de ti es porque estás presente. Con el tópico [de que sólo sacan a chicas en tetas] también pasa que cuando triunfas con una cosa, te ves obligado a repetirla. Te llaman y te piden que les hagas algo sexy”, explica Romagosa.

En la parodia de Saez también se les ve aceptando ofertas a regañadientes –“venga va, otro anuncio para Adidas”– y eso sí está algo más cercano a la realidad. Las llamadas de empresas potentes, no la reticencia. La productora ha hecho publi para Sony, Volkswagen, Coca-Cola, Mercedes y el BBVA. Con clientes así, no siempre es fácil dejar una huella propia. “Es más difícil tener el control final porque el cliente lo que quiere al final es vender un producto y la publi no deja de ser una herramienta, pero se intenta dejar cierta marca”, comenta Romagosa.

Igual que hacen en la propia Director’s Bureau, con lo que ganan por un lado financian otros proyectos más ilusionantes pero ruinosos por otro, como los propios videoclips –casi siempre se pierde dinero con ellos, incluso con los de mayor presupuesto–, los trabajos que siguen haciendo con bandas del indie nacional, como Delorean o Papá Topo, y su propia discográfica, con la que han editado los discos de Junco y Diamante, Don the Tiger y Extraperlo, entre otras bandas de militancia estrictamente underground. Porque creen que difícilmente puedes aspirar a trabajar para Beyoncé o codearte con los Coppola si no sabes lo que está pasando en tu barrio.

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