Estupefacción por el indulto
Casi todos los presidentes de los clubes de fútbol de Primera División, junto a Villar y Tebas, presidentes de la Federación y de la Liga respectivamente, piden el indulto para un delincuente condenado, por acciones lejanas al mundo del fútbol, a siete años de prisión. Tras la estupefacción y el cabreo inicial que surge al leer la noticia, llega la comprensión: cuando uno rastrea los despropósitos que se estilan a las orillas del poder, las inmensas deudas y los sospechosos contratos a los que tan aficionados son, a la luz o entre sombras, los directivos de muchos de estos equipos, se entiende...
Casi todos los presidentes de los clubes de fútbol de Primera División, junto a Villar y Tebas, presidentes de la Federación y de la Liga respectivamente, piden el indulto para un delincuente condenado, por acciones lejanas al mundo del fútbol, a siete años de prisión. Tras la estupefacción y el cabreo inicial que surge al leer la noticia, llega la comprensión: cuando uno rastrea los despropósitos que se estilan a las orillas del poder, las inmensas deudas y los sospechosos contratos a los que tan aficionados son, a la luz o entre sombras, los directivos de muchos de estos equipos, se entiende que entre ellos busquen y encuentren el apoyo mutuo; porque una bolsa de basura, junto a otra, cree que no huele tan mal. Y porque nunca se sabe cuándo se destapará al siguiente ladrón, pero sí que será tarde. Como siempre.— Carlos Díaz González.