Lecciones de un banquero travestido

Gerrit Zalm se presentó ante sus empleados de un banco holandés como su hermana Priscilla, la dueña de un burdel con claves para ganar clientes La actuación del exministro de Finanzas se ha convertido en la comidilla del país

El exministro holandés Gerrit Zalm, vestido como Priscilla.AFP

La credibilidad de la banca mundial no atraviesa su mejor momento y captar clientela puede resultar difícil. Gerrit Zalm, presidente del banco holandés ABN Amro, rescatado en 2008 por el Estado con casi 30.000 millones de euros, lo sabe mejor que nadie. Como antiguo ministro de Finanzas de su país, estuvo al otro lado entre 2003 y 2007. Sin embargo, incluso un profesional de las cifras como él puede aprender. ¿De quién...

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La credibilidad de la banca mundial no atraviesa su mejor momento y captar clientela puede resultar difícil. Gerrit Zalm, presidente del banco holandés ABN Amro, rescatado en 2008 por el Estado con casi 30.000 millones de euros, lo sabe mejor que nadie. Como antiguo ministro de Finanzas de su país, estuvo al otro lado entre 2003 y 2007. Sin embargo, incluso un profesional de las cifras como él puede aprender. ¿De quién? De Priscilla, una hermana ficticia que presentó a sus empleados en las cenas de Año Nuevo celebradas por la entidad en sus sucursales. Vestido de azul y tocado con una peluca pelirroja y enormes gafas, el banquero travestido interpretó a la dueña de un burdel que le dio una fraternal lección de gerencia: “Para triunfar hace falta confianza, trabajo duro, profesionalidad y ambición”, dijo Zalm impostando la voz.

Al holandés el disfraz le sirvió para animar a sus trabajadores comparando la labor financiera con el “oficio más antiguo del mundo”. Así, Priscilla le recordaba a Gerrit que “el cliente es lo principal en mi ramo, desde siempre”. “Lo acogemos con amabilidad, buscamos lo que nos une, entregamos lo acordado y estamos encantados de verle regresar. Tenemos gran experiencia y siempre superamos sus expectativas”, repetía ante un público que aplaudía entre risas y exclamaciones de sorpresa. “Las mujeres arriba. Ese es nuestro lema”, concluyó la singular hermana. Explicaba así que las cuotas femeninas, tan difíciles en algunos sectores, no son un problema en los prostíbulos. El humor tal vez sea la forma de enjuiciar la realidad más difícil de exportar, y algunos de los chistes rozaron la grosería. Como cuando su Priscilla dijo que, al igual que en los bancos, “para mi labor es esencial una buena (oficina) delantera y una estupenda (oficina) trasera”.

Zalm, de 62 años, tiene cinco hijos de sus dos matrimonios y es un entusiasta del cine. En 2004, por ejemplo, intervino fugazmente en la película Cool, de Theo van Gogh, centrada en las bandas juveniles. Descendiente directo del famoso pintor, ese año el director fue asesinado en Ámsterdam por un holandés radical de origen marroquí. Ahora el banquero repetirá su actuación vestido de su azulada hermana hasta seis veces en las cenas para los empleados. Con 23.000 en total, sin embargo, lo mejor para llegar a todos era acudir a Internet. Por eso permitió que el vídeo original de tono cabaretesco, fuera colgado en YouTube. Según los responsables de prensa de ABN Amro, primero mostraron la cinta a 25 periodistas durante un cóctel con la junta directiva. La buena reacción les animó a ir más lejos, aunque eran conscientes del riesgo. “El mensaje es directo y robusto. Una presentación única que muestra los cambios en la entidad”, aseguran en los medios nacionales. A modo de salvaguarda, han añadido que en Holanda “este tipo de humor funciona”. A juzgar por los comentarios que han llenado las redes sociales, hay de todo. Los más benévolos coinciden en que se trata “solo de una broma”, pero los menos amables deploran ver a un antiguo político parodiando a un travestido.

Durante su vida larga política, Gerrit Zalm, un liberal de derecha, tenía fama de directo, serio y algo seco. En los noventa dirigió el organismo asesor del Gobierno en materia de macroeconomía, y esa atalaya le dio visibilidad y solvencia. Ningún otro colega ha estado tantos años al frente de las finanzas nacionales, participando en coaliciones de mayoría democristiana y también socialdemócrata. Simpático en las distancias cortas, durante su último mandato hizo instalar en su despacho oficial una máquina de pinball. Hasta que se disfrazó de Priscilla, fue lo más lanzado que se recuerda en los pasillos de Finanzas. Con la crisis y su vena cómica, Priscilla supone un auténtico papelón.

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