Cartas al director

Gastillos

¡Qué manía! Qué manía con dejarnos como tontas, qué manía con recurrir a la imagen de la mujer abnegada, servil, y crédula, en este caso para exculpar a la infanta Cristina de responsabilidades legales por su actuación como copropietaria del Instituto Nóos. Porque ella solo hacía gastillos, como buena mujer, dedicados a la familia, a los niños, a las compras. El cerebro lo ponía él; ella, poco más que un florero, ponía su firma inocente, propia de las mujeres, que no entendemos de contabilidad. ¿Para qué iba Urdangarin a explicar a su “inepta mujer”, trabajadora de La Caixa y licenciada en Cie...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

¡Qué manía! Qué manía con dejarnos como tontas, qué manía con recurrir a la imagen de la mujer abnegada, servil, y crédula, en este caso para exculpar a la infanta Cristina de responsabilidades legales por su actuación como copropietaria del Instituto Nóos. Porque ella solo hacía gastillos, como buena mujer, dedicados a la familia, a los niños, a las compras. El cerebro lo ponía él; ella, poco más que un florero, ponía su firma inocente, propia de las mujeres, que no entendemos de contabilidad. ¿Para qué iba Urdangarin a explicar a su “inepta mujer”, trabajadora de La Caixa y licenciada en Ciencias Políticas, los entresijos de sus maravillosos negocios? Volvemos a esa figura tan recurrente de la dama incapaz y en apuros. Una dama rápidamente arropada por un sinfín de hombres que han salido a su rescate: su marido asegurando que ella solo gastaba; sus abogados con que no tenía conocimientos contables, que estaba enamorada… Una eternidad de argumentos que, sin exculparla de responsabilidad penal, dejaría estupefacta a cualquier mujer: lo mejor que se les ocurre a tres hombres para defenderla es definirla como incapaz e incompetente, y cegada por el amor. Volvemos a esa mujer en busca de un poderoso varón que le ilumine el camino y le salve la vida. Porque la coartada de Cristina es un amor profundo y eterno por su marido; la confianza ciega del dependiente, del inferior. Y luego pedimos que para la RAE, el término femenino deje de significar “débil y endeble”, ¡si es nuestra principal baza para escondernos detrás de las poderosas espaldas de nuestros mariditos cuando la cosa se pone fea! — Isabel Villar Hernández.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En