Cartas al director

Concertinas visibles e invisibles

 Se ha criticado la colocación de concertinas en las alambradas que separan Melilla y Marruecos. Es inhumano colocar como obstáculo unas cuchillas para que gente azuzada por la miseria y la desesperanza reprima su deseo de alcanzar algo parecido al sueño de cualquier ser humano que es sobrevivir. Pero esas cuchillas que laceran tanto la carne humana como las esperanzas, son solo el exponente descarnado de otras muchas concertinas: ¿Qué es si no la valla? ¿Qué son las pateras que zozobran cual flotadores de juguete con centenares y centenares de ahogados en aguas del Estrecho? ¿Qué son las depo...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

 Se ha criticado la colocación de concertinas en las alambradas que separan Melilla y Marruecos. Es inhumano colocar como obstáculo unas cuchillas para que gente azuzada por la miseria y la desesperanza reprima su deseo de alcanzar algo parecido al sueño de cualquier ser humano que es sobrevivir. Pero esas cuchillas que laceran tanto la carne humana como las esperanzas, son solo el exponente descarnado de otras muchas concertinas: ¿Qué es si no la valla? ¿Qué son las pateras que zozobran cual flotadores de juguete con centenares y centenares de ahogados en aguas del Estrecho? ¿Qué son las deportaciones cuando llegan a nuestras costas después de superar un viaje plagado de calamidades que dejan al del propio Ulises en apacible excursión de jubilados? ¿Y qué son las mafias que trafican con los llegados explotándolos en nuestro mundo en la prostitución o como mano de obra esclava? Nos guste o no, son otras concertinas igual de afiladas. Diferentes cuchillas que cortan lo que es común a cualquier ser humano y, como si de una película de hobbits se tratase, crean dos categorías de humanos: los que vivimos en el lado bueno del mundo y los que —desafortunados ellos— lo hacen en el lado equivocado. Variedad de concertinas para cortar una invasión de hambrientos desesperados y así, que no sufran con las ganas de viajar para visitarnos.— Juan Manuel Chica Cruz.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En