Cartas al director

Transmitiendo a ciegas

Esta semana tuve la oportunidad de ver la, para mí, película de vértigo del año Gravity. En varias ocasiones, los astronautas repiten por radio la frase “transmitiendo a ciegas” por si, como si de una lotería se tratase, alguien respondiera al otro lado y viniese en su ayuda.

A su vez, estos días me he informado sobre el resultado de la nueva ley de emprendedores con el fin de saber cómo me afectaría a mí, que tengo un trabajo por cuenta ajena en una gran empresa y a su vez estoy dado de alta como autónomo al dirigir otra pequeña por mi cuenta. El resultado ha sido que, como te...

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Esta semana tuve la oportunidad de ver la, para mí, película de vértigo del año Gravity. En varias ocasiones, los astronautas repiten por radio la frase “transmitiendo a ciegas” por si, como si de una lotería se tratase, alguien respondiera al otro lado y viniese en su ayuda.

A su vez, estos días me he informado sobre el resultado de la nueva ley de emprendedores con el fin de saber cómo me afectaría a mí, que tengo un trabajo por cuenta ajena en una gran empresa y a su vez estoy dado de alta como autónomo al dirigir otra pequeña por mi cuenta. El resultado ha sido que, como tengo más de 30 años no hay rebaja de la cuota de autónomos mensual; que como no soy mujer, tampoco la tendría hasta los 35 y que como me di de alta por primera vez hace nueve meses y no a partir del 19 de septiembre, ídem. Reconozco que desde que decidí invertir parte de lo que gano en un trabajo en crear otro (en teoría) más estable, afino más el oído con el anuncio de alguna inminente ayuda del Gobierno. Vistos los detalles de la ley aprobada finalmente por la mayoría del Parlamento, lo que más me molesta es que las promesas de ayuda hayan acabado dejando atrás a los que simplemente lo intentaron antes y no en función de lo que la empresa factura, solo por dar un ejemplo.

Conclusión: los que tenemos más de 30 años tenemos las mismas posibilidades de ser ayudados que las que tiene un astronauta naufragando a 600 kilómetros de la Tierra esperando a que alguien oiga su señal de radio. Llega un momento en que prefiero cerrar la escotilla, ahorrarme el vértigo y esperar a que el oxígeno se acabe o a que te caiga algo del cielo. Al menos me pillará escuchando música que es lo que más me gusta hacer cuando estoy transmitiendo a ciegas.— Héctor Pérez-Guerra Durán.

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