Tertulias sin tabaco
El racaneo al que se nos tiene obligados hace de nosotros (los pensionistas) unos entendidos economistas de baja intensidad. Cuando nos juntamos más de dos, los debates son intensos, y afloran los conocimientos de precios de alimentos, luz, agua o incluso de cigarrillos. Es nuestro cotilleo de banco callejero. Hacer cálculos de nuestro pequeño consumo hace pasar el rato a compañeros con necesidades comunes. Y cuando se plantea lo de “no tendrás un pitillo”, la contestación, muchas veces es “no”.
Es dolorosa la respuesta y cara la dádiva para nuestra delicada económica.— ...
El racaneo al que se nos tiene obligados hace de nosotros (los pensionistas) unos entendidos economistas de baja intensidad. Cuando nos juntamos más de dos, los debates son intensos, y afloran los conocimientos de precios de alimentos, luz, agua o incluso de cigarrillos. Es nuestro cotilleo de banco callejero. Hacer cálculos de nuestro pequeño consumo hace pasar el rato a compañeros con necesidades comunes. Y cuando se plantea lo de “no tendrás un pitillo”, la contestación, muchas veces es “no”.
Es dolorosa la respuesta y cara la dádiva para nuestra delicada económica.— José Balsa Pena.