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Gastronotas de Capel
Por José Carlos Capel

¿Cocina de calle o de mercado?

Las gambas rojas, espléndidas, estaban a 11,50 euros el ¼ kg. Y las quisquillas a 9 euros el ¼ kg ¡Qué buena pinta¡ comenté en voz alta “Van baratas”, me respondió Jesús. “Le descuento un euro en el cuarto de cada una”, volvió a insistir. ¿Y cómo me las como? Se giró en redondo y me señaló un cartel redactado en español, italiano, inglés y francés: “La Cocina del Mercado. Compra el pescado o marisco que te apetezca y nosotros te lo cocinamos.”

¿Y eso dónde es?, le volví a preguntar “En El Trocito del Mediowww.eltrocitodelmedio.com a la salida frente a la puerta” Como me tentaba la sugerencia le pedí 4 gambas rojas y un puñado de quisquillas para el aperitivo. Pagué 8 euros y me fui con mi botín a precio de ganga en una bolsa.

Llegué a la esquina del bar y le pregunté al patrón si me lo podían cocinar. Sin dudarlo un segundo me contestó que sí ¿Y cuánto me va a costar? “Cuatro euros”, me respondió. “Aquí puede tomarse una mariscada por la mitad de precio que en cualquier marisquería. Vamos a hacer sus gambas a la plancha y las quisquillas hervidas, si le parece bien”. Asentí, pedimos dos cervezas y disfrutamos del aperitivo en la terracita frente al mercado. Un festín por un precio moderado.

Enhorabuena por tal alarde de imaginación le dije a Paco Ferrer, uno de los propietarios. Enseguida me di cuenta que llegaban extranjeros, fundamentalmente italianos, con bolsitas parecidas a la mía. Turistas que seguían el mismo ritual. Salvando las distancias -- pensé en ese momento--, se trata de algo parecido al famoso "cork cage", la tasa de descorche que cobran algunos restaurantes por las botellas con las que determinados clientes se presentan bajo el sobaquillo.

Desde hace algunos años todo el mundo se pirra por comer en los mercados. Sin embargo, la mayoría de estos negocios me parecen artificiales. El famoso Pinocho de La Boquería tiene arraigo, pero El Mercado de San Miguel en Madrid no es otra cosa que un vistoso Food Hall. Los nuevos despachos de ostras y espumosos del mercado del Olivar de Palma de Mallorca, son simples bares dentro del mercado. Y el restaurante Materia Prima, inaugurado en Madrid con el mismo concepto, es un quiero y no puedo sin ningún interés.

¿Cómo se puede calificar esta iniciativa valenciana? ¿Cocina de calle o de mercado? Ni es street food, ni tampoco se trata de comida que se despacha en el propio mercado. Qué más da. Para mí y frente a la crisis, un brillante ejercicio de imaginación. En twiter: @JCCapel

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