Cartas al director

Soberanía exprés

Bien, bien, bien. Oriol Junqueras ya tiene lo que anhelaba. ERC ha estado trabajando durante años para conseguir lo que hoy Artur Mas le ha servido en bandeja y con reverencias. Yo, sinceramente, estoy tan harta que lo que quiero es que se acabe de la forma que sea, pero que se acabe. Lo que me indigna es que habiendo temas tan importantes y urgentes por resolver en Cataluña y que afectan a los ciudadanos directa o indirectamente, como es la presunta corrupción que afecta a altos cargos, los desahucios, el paro, los recortes... le hayan dado prioridad al soberanismo. Simplemente, no me puedo c...

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Bien, bien, bien. Oriol Junqueras ya tiene lo que anhelaba. ERC ha estado trabajando durante años para conseguir lo que hoy Artur Mas le ha servido en bandeja y con reverencias. Yo, sinceramente, estoy tan harta que lo que quiero es que se acabe de la forma que sea, pero que se acabe. Lo que me indigna es que habiendo temas tan importantes y urgentes por resolver en Cataluña y que afectan a los ciudadanos directa o indirectamente, como es la presunta corrupción que afecta a altos cargos, los desahucios, el paro, los recortes... le hayan dado prioridad al soberanismo. Simplemente, no me puedo creer la prisa que se han dado y que dilaten la resolución de los verdaderos problemas. Soberanos o no, la gente va a seguir perdiendo empleo, quedándose sin su casa y comiendo de Cáritas o de los contenedores, pero claro, esto no les preocupa, ya nos cuidamos nosotros de que tengan todas estas necesidades y caprichos cubiertos.— Ascensión del Río. Barcelona.

La declaración soberanista del Parlamento trae de nuevo a colación lo que CiU denomina el “derecho a decidir”. Eso de decidir democráticamente está muy bien, pero la cuestión es: ¿quién “decide”? ¿Solo los catalanes o todos los españoles? Creo que lo más democrático es que puedan expresar su opinión los 47 millones de españoles. No parece razonable que sobre la unidad de un país solo puedan decidir 7 millones mientras a los otros 40 se les niegue cualquier posibilidad de decisión. ¿Acaso a los ciudadanos de Teruel, Castellón o Huesca, por poner un ejemplo evidente, no les afecta que les levanten a escasos kilómetros una nueva frontera con todas sus consecuencias? Da la impresión que algunos esconden bajo una retórica supuestamente democrática una visión intolerante nacionalista que trata a los demás como ciudadanos sin derechos.— Miguel Torres. Lleida.

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