Cartas al director

Nuestro agradecimiento

El pasado día 25 de diciembre, gracias al servicio de teleasistencia y a la atención sanitaria recibida en el Hospital de la Princesa mi madre hoy está en casa. Tiene 88 años, diabética insulinodependiente, con un cáncer de mama controlado y tres infartos de miocardio. El día 25 por la mañana presentó mal aspecto, desorientada, titiritando y con más de 38,5º de fiebre. Hoy he ido a su Centro de Salud para recoger el urocultivo que le hicieron en urgencias, de no haber recibido asistencia médica la infección hubiera producido daños renales.

Lanzo la siguiente pregunta, ¿la gestión privad...

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El pasado día 25 de diciembre, gracias al servicio de teleasistencia y a la atención sanitaria recibida en el Hospital de la Princesa mi madre hoy está en casa. Tiene 88 años, diabética insulinodependiente, con un cáncer de mama controlado y tres infartos de miocardio. El día 25 por la mañana presentó mal aspecto, desorientada, titiritando y con más de 38,5º de fiebre. Hoy he ido a su Centro de Salud para recoger el urocultivo que le hicieron en urgencias, de no haber recibido asistencia médica la infección hubiera producido daños renales.

Lanzo la siguiente pregunta, ¿la gestión privada de la sanidad hubiera hecho lo mismo? o ¿habría echado cuentas antes? ¿habría ganado la ecuación vida o habría pesado más el coste del servicio? Que nadie lo dude, lo segundo. Para la gestión privada el ánimo de lucro es consustancial y admitirlo no es malo, por eso mismo hay servicios como la sanidad, la educación, la dependencia y los servicios sociales que nunca pueden ser dejado al albur del libre mercado. Las empresas del sector están como tiburones rondando el negocio fácil que el PP está dispuesto a ponerles en bandeja.

Mi madre no es una persona amortizada ni social ni humanamente. Está recibiendo el retorno por sus años de trabajo, cotización e impuestos. Todo lo demás es mercantilismo puro y duro. Los datos son verificables en las urgencias de ese día en el citado centro hospitalario. Nuestro agradecimiento.— Maria Eugenia Bolaños López.

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