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Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Habla memoria en el nuevo interiorismo

Coser en lugar de construir. Algunos proyectos recientes tantean antes de solucionar. Agrandan con preguntas la petición del cliente antes de ponerse a buscar la respuesta que pueda solucionar un programa. Algo así ha ocurrido en la reforma de una antigua farmacia, en el corazón del Madrid de los Austrias.

 Los diseñadores Eva Prego y Cutu Mazuelos, del estudio Stone Designs, han dejado hablar al lugar antes de sermonearlo con nuevas recetas. Y el resultado ha sido que, desde el nuevo establecimi...

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Coser en lugar de construir. Algunos proyectos recientes tantean antes de solucionar. Agrandan con preguntas la petición del cliente antes de ponerse a buscar la respuesta que pueda solucionar un programa. Algo así ha ocurrido en la reforma de una antigua farmacia, en el corazón del Madrid de los Austrias.

 Los diseñadores Eva Prego y Cutu Mazuelos, del estudio Stone Designs, han dejado hablar al lugar antes de sermonearlo con nuevas recetas. Y el resultado ha sido que, desde el nuevo establecimiento, ha encontrado la voz el antiguo oficio.

La intervención ha sido cuidadosa, escrupulosa. Se ha trabajado el milímetro y con más aguja que piqueta. Así, las finísimas estructuras metálicas que dibujan las estanterías tienden un puente sutil entre el pasado de esta botica y su futuro como farmacia.

Frente al progreso que ofrecen, y anuncian gritando, los ordenadores, la domótica y la mecanización logística de los sistemas de almacenaje, este local apuesta por el poso del conocimiento del farmacéutico. Y lo anuncia sin renunciar a la tecnología pero despreocupándose de exhibirla.

Las paredes azules, el suelo ornamentado con baldosas hidráulicas, el mostrador de mármol sobre una escueta estructura metálica en realidad arropan y desnudan el espacio a la vez. La antigua botica es ahora un comercio con memoria frente a la línea aséptica, limpia y de laboratorio por la que suele apostar el interiorismo de las farmacias. Pero esa memoria se apoya sobre las finas líneas de los estantes y soportes metálicos. Por eso, la apuesta es por el cuidado, pero también por las personas frente a las modas. De modo que, lejos de potenciar una estética retro, este interior anima a trabajar el centímetro: el empaste frente a la extracción; la cultura frente a la novedad; el tiempo largo frente al consumo voraz.

Tal vez por eso, Mazuelos y Prego describen la relación entre lo existente y lo añadido como de “una armonía casi musical”. Y no deja de ser cierto que son los contrastes los que construyen ese diálogo. También que en el diseño casi caligráfico de los estantes podría llegar a leerse un pentagrama.



Comentarios

Bonito diseño minimalista, muy apto para aparecer en libro o en revista, o en blog. Pero la farmacia ¿Vende? No se sabe si están escasos de productos, o están por cerrar o cambiar el uso del local.
Me encanta, me parece un diseño en el que por fin se valora más lo personal de una farmacia, que el diseño típico y aséptico, que dicen que hace más “caja”. Es una pena cuando reforman farmacias y las convierten en lo que parece ser un interior de la NASA mezclado con supermercado, en este caso, es distinto, se nota la sensibilidad y el tacto en el diseño.Lo de que haya poco producto supongo que será para la foto, vamos y eso que no se mucho de fotografía, pero qué queremos que se vean los botes y cajas o que se aprecie mejor el espacio y el diseño de cada pieza…¡Gran artículo!
me parece precioso, muy sensible. Ojalá se cuidara más una estética acogedora como ésta donde se recuerda que el farmaceutico es un profesional y no un mero vendedor...

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