Cartas al director

Terrorífico Halloween

Se me ponen los pelos de punta al pensar que hace apenas un mes, yo vivía en Madrid. Que soy fan de Steve Aoki y que hubiese ido al Madrid Arena sin pensármelo dos veces. Que podría haber estado ahí. Terrorífico Halloween, paradójicamente.

Noche del terror, sí. Y de demostración de cómo se transforma el ser humano cuando están de por medio la codicia, las drogas y la carencia de sentido común. Seres “humanos” —inserte aquí su término descalificativo— a los que ni siquiera sé si se les puede considerar como tal. Lo peor: las víctimas mortales y todo su entorno. Quienes vivieron la angust...

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Se me ponen los pelos de punta al pensar que hace apenas un mes, yo vivía en Madrid. Que soy fan de Steve Aoki y que hubiese ido al Madrid Arena sin pensármelo dos veces. Que podría haber estado ahí. Terrorífico Halloween, paradójicamente.

Noche del terror, sí. Y de demostración de cómo se transforma el ser humano cuando están de por medio la codicia, las drogas y la carencia de sentido común. Seres “humanos” —inserte aquí su término descalificativo— a los que ni siquiera sé si se les puede considerar como tal. Lo peor: las víctimas mortales y todo su entorno. Quienes vivieron la angustia del momento y lo pueden contar con miedo aún en el cuerpo, artistas ahora en boca de todos desgraciadamente no por su trabajo… Una industria, la del espectáculo, que se va a ver castigada por la mala praxis de unos. Y una generación, la de los jóvenes, a la que se tildará de irresponsable por el encefalograma plano de otros.

Mi conclusión: hay mucho que replantearse. Desde leyes más severas, hasta la forma de concebir el ocio que tenemos hoy en día. Eso, y que ahora mismo no siento más que impotencia.— María Zacarés Herrero.

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