Cartas al director

Réquiem por el litoral español

A los que todavía conservamos un ápice de rebeldía no puede dejarnos indiferentes el borrador de lo que el Gobierno quiere convertir en Ley de Costas.

Con el pretexto de garantizar la protección del litoral y dotarlo de verdadera seguridad jurídica (sic), la nueva regulación costera contempla un salto atrás de cinco lustros que pasa por dejar en nada los deslindes de los últimos años, redefinir difusamente el alcance del dominio público marítimo terrestre, dejar al albur dunas y playas urbanas o dar por buenas un buen número de malas prácticas de aprovechamiento privado de lo público....

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A los que todavía conservamos un ápice de rebeldía no puede dejarnos indiferentes el borrador de lo que el Gobierno quiere convertir en Ley de Costas.

Con el pretexto de garantizar la protección del litoral y dotarlo de verdadera seguridad jurídica (sic), la nueva regulación costera contempla un salto atrás de cinco lustros que pasa por dejar en nada los deslindes de los últimos años, redefinir difusamente el alcance del dominio público marítimo terrestre, dejar al albur dunas y playas urbanas o dar por buenas un buen número de malas prácticas de aprovechamiento privado de lo público.

Afortunados aquellos pocos que podrán tener una casa o negocio en el lugar equivocado (suelo de todos), por hasta 75 años y sin pagar un euro, pudiendo además hacer obras de mejora sin autorización administrativa previa. Y pobres de aquellos muchos que vamos a ver cómo la desprotección de un sinfín de espacios coadyuva a que cada vez queden menos playas libres de ladrillo y lolailo en nuestro país.

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¿Y la austeridad? ¿Cuánto nos ha costado el deslinde de más de 7.500 kilómetros de costa en los últimos años? ¿Cuánto nos va a costar repetir la operación con criterios distintos?

En fin, que estamos ante un ejemplo más de lo que viene haciendo este Gobierno: aprovechar la difícil coyuntura para dinamitar consensos históricos y moldear una España a su medida. Qué pena.— Sergi Pérez Serrano.

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