Cartas al director

Ahora ‘La esclusa’ de Constable

La mejor pintura británica en España, muy pobre en obras de esta escuela. Nadie ha movido un dedo por La esclusa de Constable, 28 millones de euros en Christie’s. Pero no es el caso.

También en 2012 el duque de Sutherland, falto de liquidez, puso en venta la segunda de las grandes poesie de Tiziano en su poder, Diana y Calixto, 55 millones de euros, precio ventajoso para que alguna institución británica lo adquiriese, como hicieron en 2009 la National Gallery y la National Gallery de Escocia, con Diana y Acteón. A pesar de la recesión, una vez más el ...

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La mejor pintura británica en España, muy pobre en obras de esta escuela. Nadie ha movido un dedo por La esclusa de Constable, 28 millones de euros en Christie’s. Pero no es el caso.

También en 2012 el duque de Sutherland, falto de liquidez, puso en venta la segunda de las grandes poesie de Tiziano en su poder, Diana y Calixto, 55 millones de euros, precio ventajoso para que alguna institución británica lo adquiriese, como hicieron en 2009 la National Gallery y la National Gallery de Escocia, con Diana y Acteón. A pesar de la recesión, una vez más el esfuerzo mancomunado, público y privado, asegura para ambos museos estos lienzos excepcionales que se expondrán alternativamente en Londres y en Edimburgo. Como la primorosa versión de las Tres Gracias de Canova que, a punto de emigrar a Malibú en 1994 fue “rescatada” por el barón Thyssen con el millón de euros que faltaba para completar el pago a los duques de Bedford.

No valen demagogias pauperistas. En 1906, la National Gallery evitó la expatriación de la Venus del espejo de Velázquez con una cuestación popular en la que colaboró el propio Rey. Poco después, en 1910, los escolapios de Monforte de Lemos vendieron al Kaiser alemán una de las obras maestras de la pintura flamenca, la Epifanía de Van der Goes, autor del que nada posee el Museo del Prado. Incautada por el Gobierno, debatida en Cortes, ni una sonrojante cuestación popular, ni el intento de intercambiar por algún Velázquez, evitaron su traslado a Alemania tras el asesinato de Canalejas.

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Ahora La esclusa... ¡Qué pena, qué rabia, qué envidia!— Fernando Regueras Grande.

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